26.06.97 DEPRESION
Tengo 45 años. Mi marido falleció el año pasado y estoy atravesando una terrible depresión de la que no logro salir, a pesar de estar en tratamiento. La vida para mí no tiene sentido. ¿Podría ayudarme?
Querida señora: ¡deje de recrearse en su dolor! Vd. se está castigando y ello me hace sospechar que no tiene un gran aprecio de sí misma. Quizás haya hecho depender demasiado su propia existencia de la de su difunto esposo y por eso, ahora que no está él, no le ve el sentido. Pues no tiene más remedio que buscárselo. Puede que le suene duro pero en casos como éste hay que decir: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Espabílese: a los 45 años no tiene derecho a quejarse. Empiece a quererse un poco, póngase guapa, coja el bolso y salga a disfrutar de la vida que ancha es Castilla. Verá cómo se le quitan las depresiones. Y si encuentra otra persona que le interese, hágame caso: resérvese su parcelita de intimidad y cultívela.
26.06.97 ¿CASARSE O VIVIR JUNTOS?
Mi compañera y yo llevamos cuatro años viviendo juntos y ahora ella me pide que nos casemos por la Iglesia. Yo nunca he sido creyente. ¿Cree Vd. que debemos pasar ante el altar para unirnos en matrimonio?
Hombre, si Vd. no es creyente, lo mismo le da casarse por la Iglesia que no. En cambio, para su compañera se trata de un problema de conciencia, pues según la doctrina católica su actual relación es irregular. Si Vds. no tienen impedimentos y quieren sinceramente estar juntos "hasta que la muerte los separe", cásense. Pero antes de tomar esa decisión infórmese bien de a qué se compromete al contraer matrimonio canónico. Tenga en cuenta que aquí no vale el divorcio y que deberá respetar la práctica religiosa de su señora y permitir la educa-ción católica de los hijos que vengan. Al decirme que nunca ha sido creyente, no me indica si ello es: 1) porque no está bautizado, 2) porque no ha practicado la Fe o 3) porque ha renegado de ella públicamente (lo que técnicamente se llama "apostasía"). Es importante saberlo para establecer en qué condiciones, conforme al Derecho Canónico, se puede celebrar el matrimonio, ya que en el primer caso habrá que remover un impedimento de disparidad de cultos (canon 1086) y en el tercero quizás necesite licencia del Obispo (canon 1071, 1). De cualquier modo, no se asuste. Con buena voluntad de parte de todos pueden salvarse los obstáculos y dar Vd. a su compañera el mejor regalo: la tranquilidad de conciencia.
26.06.97 MIEDO A QUE ME ABANDONE
Estoy saliendo con un hombre desde hace tres meses y toda-vía no le he dicho que tengo un hijo de 9 años, fruto de una relación que tuve en mi juventud. Tengo miedo de que, al enterarse, me abandone. ¿Vd. qué opina?
La verdad es siempre preferible. Veo que mucha intimidad no debe haber, ya que, de otro modo, no comprendo cómo después de tres meses su amigo aún no sabe de la existencia de ese niño (que no es ningún motivo de vergüenza). Un hijo no puede esconderse bajo la alfombra, como quien dice, así que sólo es una cuestión de tiempo: tarde o temprano tendrá que revelar su secreto y justo por estar en los comienzos le conviene ser sincera. Si el señor con quien sale tiene interés en Vd. sabrá comprender su situación y aceptar su pasado. Y si no, pues ¡qué se le va a hacer! Más vale un disgusto ahora que ciento más adelante, cuando duelan más. Además, tenga en cuenta que todo siempre acaba por saberse.
26.06.97 HERMANO DROGADICTO
Sé que mi hermano está enganchado a la droga, pero no me atrevo a decírselo a mis padres por miedo a su reacción. Al mismo tiempo, me siento culpable por no hacer nada. ¿Qué debo hacer?
¿Y prefiere Vd. que su hermano se hunda cada vez más en un precipicio sin fondo? Su deber es, sin ninguna duda, poner a sus padres al corriente de la situación, máxime si, como pre-sumo, estamos hablando de un menor de edad. Dice que calla por miedo a su reacción. Por ventura, ¿qué otra reacción pueden tener unos padres ante un problema así que no sea la de hacer lo posible y lo imposible por ayudar a su hijo? ¿No será más bien que, en el fondo, tiene miedo a implicarse? Pero desen-gáñese: este problema le atañe a Vd. tanto como a sus padres.
26.06.97 RELACIONES PREMATRIMONIALES
Mi novio insiste para que mantengamos relaciones sexuales, pero yo preferiría llegar virgen al matrimonio. Aunque ya sé que eso no se estila, es lo que yo siento. ¿Debo mantenerme firme o ceder?
No he creído nunca que, en lo que se refiere a la vida en pareja, sea válido aquel eslógan comercial de "pruebe, compare y, si no queda satisfecho, elija otro producto". Hace Vd. bien en no soltar prenda: el matrimonio no es un punto de llegada sino un punto de partida hacia una "comunión plena de vida" de un hombre y una mujer que se aman. Por supuesto, en ella el sexo es importante, pero es cuestión de descubrirlo juntos. ¿Qué sentido tienen las relaciones prematrimoniales en esta perspectiva? ¿Llegar gastados y desengañados a la boda? Y eso si es que se llega, porque demasiados casos hay en que el va-rón, que juraba amor eterno, pierde todo interés en la joven que condesciende. En los setenta se decía que el novio le pedía a la chica "la prueba del amor". Sólo que la tal prueba era en un solo sentido: la debía dar la mujer. ¿Por qué no podía ser también prueba de amor el que el varón se aguantase hasta el casamiento? Otra cosa: al matrimonio deben llegar vírgenes ella... y él. Dios no ha dado al género masculino pa-tente de corso para cargarse la castidad. Si no, ¡vaya negocio! Es como si Vd. diera algo flamante por un objeto de segunda mano. En resumen: manténgase en sus trece, aunque crea Vd. que esa actitud no se estila (tampoco la honradez se estila y no por ello deja de ser cosa buena y deseable). Si su novio realmente la quiere lo comprenderá.
26.06.97 PELEA ENTRE HERMANAS
Mi hermana y yo estamos peleadas desde hace muchos años. Ahora me he enterado de que tiene una enfermedad muy grave y desea reconciliarse conmigo. Sin embargo, a mí me cuesta mucho perdonarla. ¿Puede aconsejarme?
Afirma Vd. que le cuesta mucho perdonar, lo que quiere decir que se considera la parte ofendida. Puede tener toda la razón del mundo para no querer saber nada de su hermana, pero si ella ha dado el primer paso hacia una reconciliación, dé su brazo a torcer. En "El Mercader de Venecia" Shakespeare hace por boca de Porcia el encomio de la clemencia diciendo de ella una gran verdad: que "es dos veces bendita: bendice al que la concede y al que la recibe" (Acto IV, escena primera). En efecto, si perdona a su hermana no sólo habrá hecho un bien a una enferma sino que también se habrá quitado Vd. misma de en-cima un tremendo lastre (el rencor lo es para la conciencia). Si, en cambio, no perdona, la medida de su resentimiento hoy será la de su remordimiento mañana, cuando sea demasiado tarde para rectificar. ¿Vale la pena?
11.10.97 ¿EL HABITO HACE AL MONJE?
Dicen que "el hábito no hace al monje". ¿Lleva Vd. siempre sotana o cuando está en casa se pone unos tejanos y una cami-seta para estar cómodo?
Su pregunta me hace recordar "Celia", la deliciosa serie original de Elena Fortún. En un pasaje aparece la heroína atisbando por la sacristía cuando repara en que el capellán del colegio ¡lleva pantalones debajo de la sotana! La niña, alarmada, concluye que el cura no es tal sino un hombre dis-frazado y decide advertir a las monjas. Aparte la encantadora ingenuidad que encierra el episodio, refleja él la convicción que había en la gente de que un sacerdote era alguien aparte, separado del mundo. Signo de esta separación ha sido tradicio-nalmente la sotana, cuya forma de cruz indica que quien la lleva es como Cristo (o debe serlo). Por supuesto, "el hábito no hace al monje", pero ayuda. Ayuda a reconocer fácilmente al hombre de Dios en caso de urgencia. Ayuda como presencia tes-timonial. Ayuda al propio sacerdote en las tentaciones, disuadiéndolo de entrar en lugares malos "vestido de cura". El uni-forme no hace al policía ni la bata al médico, pero no me diga que a uno no le tranquiliza más ser atendido por un agente uniformado o un doctor con bata. En cuanto a mí, en público siempre se me reconocerá visiblemente como sacerdote. Para estar por casa, en cambio, no me pongo ni tejanos ni camiseta, prendas que no van con mis gustos. Y de gustos y colores...
05.07.97 Mi marido y yo estamos en paro y ninguno de los dos cobra subsidio de desempleo. Hace dos meses me quedé embarazada por un descuido. ¿Cree Vd. que debemos traer ese hijo al mundo, teniendo en cuenta la situación económica que atravesamos?
Querida amiga: me hace recordar el argumento de una conocida señora del espectáculo dado hace poco en favor del crimen del aborto. De lo que dijo se deducía que los hijos eran un lujo que sólo las mujeres pudientes debían permitirse. ¡Qué barbaridad! En lugar de decir que hace falta repartir mejor la riqueza, que es de lo que realmente se trata... Vd. no tiene alternativa si tiene conciencia: esa criatura debe nacer. Desde el momento en que la ha concebido en su seno es un ser humano y tiene derecho a su lugar bajo el sol y a que se le dé su oportunidad en esta vida aunque parta con desventaja. Si Vd. no quiere o no puede hacerse cargo del niño, delo en adopción pero no lo mate y menos por consideraciones puramente materiales. ¿No es más grande el amor de unos padres? De todos modos no sean cobardes Vd. y su marido. Su hijo es una poderosa razón para luchar y abrirse camino. No lo ponga de pretexto para tirar la toalla. ¿Se imagina si todos los padres de la postguerra hubieran tenido en cuenta la situación económica a la hora de tener hijos? Tal vez ni Vd. ni yo estaríamos en este mundo.
05.07.97 Me gustaría que me diera su opinión sobre los curas que rompen el voto de castidad y se casan. ¿No cree Vd. que dan una pésima imagen como representantes de Cristo en la Tierra?
De entrada, no me considero juez de nadie y menos de esos pobres hermanos míos que no se sienten capaces de mantener el compromiso que un día asumieron. ¡Sólo Dios sabe sus razones y los conflictos interiores por los que pasan! Pero lo cierto es que sí: objetivamente, no es edificante el espectáculo de un sacerdote que rompe su voto de castidad o su promesa de celibato. Por eso la Iglesia no facilita la reducción al estado laical de sus ministros sagrados y exige la máxima discreción cuando la concede, obligando, por ejemplo, al sacerdote secularizado que se casa a cambiar su domicilio por otro donde no sea conocida su anterior condición. Sin embargo, que un sacerdote descubra, por ejemplo, que su vocación no era auténtica (como puede suceder cuando ha ingresado demasiado joven al Seminario y no ha conocido otra cosa) y quiera rectificar renunciando a su estado para emprender una nueva vida con el permiso de la Iglesia no me parece censurable sino una honrada manera de afrontar un serio problema. Lo que me preocupa es la actitud de aquellos sacerdotes que, por las vías de hecho, desobedeciendo las leyes canónicas, se unen a una mujer por medio de matrimonio civil -o sin él- y pretenden seguir ejerciendo su ministerio, lo que es muestra de desprecio a la autoridad de la Iglesia y envuelve un rechazo de fondo a la institución misma del celibato que no puede tolerarse. Para ellos el celibato es algo antinatural. Desde un punto de vista puramente humano podría parecerlo (aunque ha habido desde la Antigüedad grandes hombres que fueron célibes), pero desde la perspectiva de la gracia de Dios no lo es en absoluto. La Iglesia ha querido garantizar a sus sacerdotes un mínimum de vida espiritual: la Misa, el Breviario, la meditación, el examen de conciencia, el Rosario... Es claro que cuando el sacerdote no hace uso de estos medios sobrenaturales es difícil que persevere, sobre todo si no tiene una idea clara de lo que es el sacerdocio católico. Este no es una profesión como las demás, ni siquiera un voluntariado social: es un estado por el que el hombre se configura con Cristo para perpetuar Su Sacrificio en el altar y ser dispensador de Su gracia en favor de sus hermanos (lea la Epístola a los Hebreos V, 1-4). Por lo demás, a nadie se obliga a hacerse sacerdote, pero el que quiere serlo sabe de antemano a lo que se compromete y debe cumplirlo.
05.07.97 Mi mejor amiga sale con un hombre que no le conviene en absoluto, pero ella está ciega y no se da cuenta de nada. ¿Debo entrometerme y pedirle que corte con la relación o es preferible que me quede al margen?
Se suele decir que "quien se mete a redentor acaba crucificado" y me temo que eso pueda pasarle si interviene para "salvar" a su amiga, sobre todo porque "no hay peor ciego que el que no quiere ver". Pero comprendo su preocupación. Hable sinceramente con su amiga y expóngale sus razones, dejando bien claro que, ante todo, desea su felicidad y que decida lo que decida tendrá todo el apoyo de Vd. No la intente convencer de nada porque pueden suceder dos cosas: que su amiga le haga caso y corte con ese hombre, pero después piense que pudo ser feliz con él y perdió esa oportunidad, o que, a pesar de todo, siga la relación y resulte que les va bien y son felices. En ambos casos Vd. quedaría como la mala de la película.
05.07.97 Hace poco descubrí que mi marido me había sido infiel durante dos años y desde entonces me siento muy mal. El no quiere hablar de ello y dice que lo olvide, pero yo no puedo. Por otra parte, me da miedo separarme por mis hijos. ¿Cree Vd. que debo perdonarlo o es mejor que me separe?
Mujer: si es agua pasada no le dé vueltas y perdone a su marido no sólo por sus hijos sino por él y por Vd. misma, que me parece que le sigue queriendo a pesar de lo sucedido. Y, sobre todo, olvide: sé que le cuesta porque se siente dolida, pero de nada le aprovecha estar dándole vueltas al asunto; con ello sólo logrará profundizar su herida y amargarse. Me dice que su esposo no quiere hablar de ello. Es lógico: bastante culpable y avergonzado se debe sentir. Sea psicóloga: a muchos hombres les cuesta reconocer este tipo de faltas y prefieren ignorarlas. Agradecen la discreción. Si le ha pedido que lo perdone no le haga pesar su condición de ofendida, sino, al contrario, gáneselo con una generosa comprensión. No le haga ver que el fantasma de su aventura se interpone entre los dos y dele un voto de confianza pero de manera que entienda que debe corresponder a ella. Si después de esto vuelve a las andadas y Vd. no tiene madera de esposa mártir, sepárese.
05.07.97 Estoy terriblemente preocupada pues me siento incapaz de controlar a mi hija, que tiene 16 años. Se altera por nada, no se puede hablar con ella, está irascible y llora sin motivo. Me han dicho que es propio de la "edad del pavo", pero me gustaría saber cómo debo actuar con ella.
Con una infinita comprensión y una buena dosis de paciencia. La rebeldía es una fase normal en el desarrollo de los jóvenes. Su hija ya no es una niña y empieza a sentir como propios los problemas que se le plantean (problemas de adolescente, tonterías si quiere, pero que para ella tienen importancia porque son los suyos). Si no acude a Vd. es quizás porque empieza a ser consciente de que debe resolverlos ella misma y eso es un signo de sana independencia. Los arrebatos y los llantos se le pasarán. Nadie se muere de una pataleta. No la agobie ni la sobreproteja, pero hágale ver que está Vd. cerca cuando la necesite. Que su hija sepa que puede hablar con su madre en pie de igualdad, de mujer a mujer y que Vd., por tener mayor experiencia de la vida, puede serle de ayuda, pero que, en todo caso, es ella quien tiene que tomar sus propias decisiones. Eso sí: la conducta de la joven no debe perturbar el buen orden familiar. Sea tolerante con las pequeñeces, pero enérgica cuando se pase de la raya (que entienda que Vd. la tratará como a una niña si se comporta como tal). De todos modos, señora: ¿es que no se acuerda de sus 16 años? No debe haber pasado mucho desde entonces. ¿O era Vd. más modosa?
12.07.97 Estoy liada con un hombre casado desde hace tres años. El me dice que está esperando a que sus hijos se hagan mayores para separarse y que, mientras tanto no hace vida marital con su mujer. Yo lo quiero mucho, pero temo que sólo me tenga como un entretenimiento. ¿Qué me recomienda?
Como sacerdote es obvio que no le voy a decir que está bien lo que hace. Tal vez Vd. no sea directamente responsable del naufragio del matrimonio del hombre al que dice querer mucho, pero está participando en un fraude. Un fraude en el que otra mujer está siendo engañada y que, sin duda, perjudicará de algún modo a unos inocentes. Y yo le pregunto: habiendo tantos hombres libres en el mundo, ¿por qué ha ido a fijarse justamente en uno que no lo es? Inclusive por su propia tranquilidad e interés reflexione: ¿qué confianza puede tener en un hombre que engaña a su esposa? Si ya ha sido infiel una vez, nada le garantiza que no vuelva a serlo y en esta ocasión la afectada sería Vd. Por otra parte, veo que su amante se está claramente escudando en sus hijos para postergar una decisión muy embarazosa y no tener que enfrentarse con su mujer. Mientras tanto, no le importa relegarla a Vd. al triste papel de "la otra". No se complique la vida, mujer.
12.07.97 Sospecho que mi hijo, de 17 años, es homosexual. El no nos ha contado nada y yo no sé qué hacer para plantearle la cuestión y que me aclare si lo es o no. ¿Cómo cree que debo actuar?
Todo depende de si le inspira confianza a su hijo o no. Es evidente que si él piensa que Vd. reaccionará con rechazo u horror no le contará nada. No es fácil hacer una revelación de este género. Su actitud es, pues, importante pero, ¿cree que está preparada para recibir una confirmación a sus sospechas?
Debe primero plantearse Vd. misma este delicado tema e informarse. Si cree que podrá encajarlo y brindar al muchacho su apoyo de madre sin reservas (que lo va a necesitar), aborde la cuestión. Si no, sinceramente más vale que deje las cosas como están, a menos que viera que su hijo se entrega a la mala vida, en cuyo caso tiene el derecho y el deber de intervenir.
12.07.97 He descubierto que mi padre tiene una amante. Parece ser que no es algo pasajero y no sé si debo decírselo a mi madre o no. ¿Qué me aconseja?
No debe hablar con su madre sino con su padre. Emplácelo y pídale una explicación. Dígale que su madre no se merece que la engañe y que, si no puede prescindir de esa relación, que al menos sea honesto y afronte el problema hablando con ella. Y adviértale que si él no lo hace lo hará Vd., pues lo que no va a permitir es que, encima de ser desleal a su esposa, la trate como a una tonta que no se entera de nada. Falta ver si su madre no lo sabe ya y calla por resignación, caso lamentablemente muy común.
12.07.97 Con todas sus apariciones públicas, ¿tiene usted tiempo de realizar labores propias de un sacerdote o está relevado de estas funciones?
Lo más propio de un sacerdote consiste en la celebración de la Santa Misa y en la administración de los Sacramentos, cosas que no he dejado de hacer desde el día de mi ordenación y para las que, sin duda, siempre tendré tiempo porque son prioritarias. Actualmente, digo misa los domingos a la una de la tarde en Barcelona, en la Capilla de la Merced (C/ Laforja nº 21). No he sido, pues, relevado de mis funciones ni tengo la intención de serlo. También me he dedicado a estudiar porque considero que todo sacerdote debe procurar estar capacitado para ejercer su ministerio en un mundo cada vez más especializado. En cuanto a mis apariciones públicas, no las tengo por incompatibles con mi labor sacerdotal, toda vez que intento que mi presencia en los medios sea testimonial. Siempre he pensado que diez minutos de televisión son más eficaces que diez horas de púlpito y recuerdo, a propósito, la frase con la que un obispo peruano, Mons. Arbulú, encabezaba su boletín diocesano: "Si San Pablo viviese en nuestra época sería periodista".
12.07.97 Mi mejor amiga es lesbiana. Ella misma me lo ha confesado y ahora no sé si debo seguir adelante con nuestra amistad o cortar por lo sano. ¿Qué piensa usted?
¿Escoge sus amistades en base a las preferencias sexuales de éstas o por su valor como personas? Su amiga le ha dado una gran prueba de confianza confesándole algo que resulta muy difícil de admitir. Toca a Vd. saber corresponder a ella mostrándose comprensiva y tolerante, pero sobre todo discreta. No vuelva sobre el tema si ella no lo toca y, si le incomoda, hágale entender delicadamente que prefiere no hablar de un asunto que no entiende. Otra cosa sería que su amiga pasara a mayores y le hiciera proposiciones. En ese caso, adviértale que Vd. no tiene esa orientación sexual y que es mejor que no insista. Si lo hace, corte por lo sano.
12.07.97 Soy una señora de 65 años, viuda desde hace ocho. Me ha salido un pretendiente, pero a mi edad me parece que ya se me ha pasado el tren. ¿Cree usted que debo aceptar y salir con él?
¿Y por qué no debería aceptar? Si a Vd. le hace gracia el tal pretendiente y él es un hombre serio y sin compromiso, no veo ningún inconveniente, siempre y cuando, por supuesto, sus intenciones sean de matrimonio, pues a estas alturas se sabe de sobra lo que se quiere y no está uno para tontear. No hay nada malo en buscar el amor sereno de la madurez y una compañía apropiada con la que compartir la vida si no se quiere estar en soledad. Trenes pasan a todas las horas. La cuestión es tomar el adecuado. En horas de la tarde no puede pretender tomar el de mediodía, pero ya que viene el suyo, ¡arriba y buen viaje!
12.07.97 Soy católica, pero sólo voy a misa de vez en cuando. ¿Estoy faltando a mis deberes o Dios acepta que también se puede rezar desde otros sitios que no sean la iglesia?
Dice el tercer mandamiento de la Ley de Dios: "Santificarás las fiestas". En el primero de sus cinco preceptos generales, la Iglesia ha especificado cómo se ha de cumplir este mandamiento: "Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar". Si un católico no asiste regularmente a misa tal como lo manda la Iglesia, es claro que incumple su deber y peca contra el tercer mandamiento. Vd. me plantea una disyuntiva falsa: voy a misa o rezo en privado. Ciertamente, Dios acepta su plegaria la haga donde la haga. Pero exige también que Vd. vaya a la iglesia. Y ello es porque no sólo los individuos sino también las sociedades están obligados a dar culto a Dios. Y Vd. forma parte de la sociedad de los bautizados que es la Iglesia. Además, no se trata sólo de rezar (lo que está muy bien), sino también de recibir las gracias que nos vienen por la Misa y los Sacramentos (sin las cuales no hay vida espiritual) y para eso, señora mía, debe acudir al templo.
(19.07.97) Me gustaría que me respondiera: ¿Qué es el arte, esa manifestación humana del todo? ¿Es, como dicen algunos, un simple producto de nuestra paranoia, de nuestros delirios de grandeza? ¿En sí el arte es la vaciedad absoluta, la nada?
Dios creó al Hombre a Su imagen y semejanza, lo que quiere decir que le comunicó algo de lo que Le es propio: la libertad y la capacidad creadora. En la medida de lo humano somos también creadores, no en el sentido de sacar algo de la nada sino en el de poder transformar lo que ya existe, poniendo de relieve el valor de lo bello: re-creamos la Naturaleza y lo hacemos por el puro placer de contemplar nuestra obra. El Arte así definido no es producto de un delirio de grandeza sino de una grandeza real: la semejanza divina. Tampoco es la vaciedad absoluta o la nada, pues su objeto es la gran obra de la Creación, que le sirve de modelo. No he hallado mejor símbolo de lo que es el Arte que la escena central de la bóveda de la Capilla Sixtina: el dedo de Dios tocando el dedo del Hombre y transmitiéndole su fecundidad.
Por una de sus respuestas me ha parecido comprender que está Vd. contra la coeducación o educación mixta en las escuelas. ¿Por qué no deberían estudiar chicos y chicas juntos? ¿No está propiciando con ello el sexismo, el machismo y hasta la misoginia?
De ninguna manera. El ser humano está diferenciado, por naturaleza, en dos géneros o sexos: el masculino y el femenino. Además, está probado que el desarrollo físico y emocional de varones y mujeres sigue ritmos diversos, lo que exige un trato distinto hacia unos y otras. Hacia los catorce años, un muchacho es todavía un niño en muchos aspectos, mientras una chica es ya una mujer. La escuela no es -o no debe ser- sólo un lugar donde se imparte instrucción, sino que también es el ambiente donde pasan la mayor parte del tiempo y donde se forman los hijos. La coeducación o educación mixta, aparte de anular ese necesario trato distinto al que me he referido, propicia una prematura familiaridad entre chicos y chicas, que desemboca muy frecuentemente en relaciones sexuales, para las que no están preparados, cuando no en una franca promiscuidad. De aquí vienen, entre otras cosas, los embarazos no deseados con todas sus nefastas consecuencias. Yo soy partidario de una educación separada para varones y para mujeres, de manera que cada sexo sea formado de acuerdo con sus peculiares características y su propio ritmo de maduración. Eso no es ser sexista, sino ser realista.
¿Por qué la Iglesia Romana impone tan a rajatabla el celibato a los curas si se trata de una ley que no se remonta más allá del siglo XII y, por otra parte, hay sacerdotes católicos de rito oriental que sí pueden casarse?
Vamos por partes. Primero. No es cierto que el celibato se remonte sólo hasta el siglo XII. A principios del IV, el Concilio de Elvira (cerca de Granada) ya había emanado una ley exigiendo la continencia de todos los clérigos. En cuanto a los casados, debían abstenerse del uso del matrimonio y de engendrar hijos. Ahora bien, dicha ley supone una práctica precedente; de lo contrario, hubiera sido impugnada por atentar contra un derecho adquirido a casarse, lo cual no se produjo. O sea que el celibato eclesiástico es una costumbre antiquísima en la Iglesia. El gran estudioso orientalista Gustav Bickell la hace derivar de una disposición apostólica. Segundo. En las distintas iglesias orientales, sean católicas o cismáticas, no es que un sacerdote ya ordenado pueda casarse, sino que un casado puede ser ordenado sacerdote, como sucedía en la Iglesia primitiva, con la diferencia que, en ésta, el casado que era ordenado no debía usar en lo sucesivo del matrimonio; por eso, antes de conferirle las sagradas órdenes, había que obtener el consentimiento de la esposa que, en virtud del sacramento del matrimonio, podía invocar su derecho al débito conyugal. Con todo, la práctica oriental es sólo tolerada por Roma y de ella, además, está excluido el episcopado, que no se confiere a los casados. El celibato -entendido no sólo como el hecho de no casarse, sino también como continencia aun en caso de estar casado- lejos, pues, de ser un capricho del Papa es un ideal que la Iglesia ha querido siempre para todos sus sacerdotes y ministros.
Descubrí que mi mejor amiga se acostaba con mi novio y rompí con ambos. Ahora, ellos han reñido y él me vuelve a pretender. Yo estoy dispuesta a perdonarle, porque creo que fue mi amiga la que se metió en medio. ¿Qué piensa de ello?
Que tiene Vd. vocación de mártir o algo parecido si vuelve a confiar en ese muchacho. La deslealtad hacia Vd. fue doble: de su amiga y de su novio. El podría haber rechazado las provocaciones de ella por respeto a Vd. y, en cambio, no lo hizo; así que el uno es tan culpable como la otra. Su argumento a favor del chico denota: o que Vd. lo considera un débil de voluntad (lo cual no es nada halagueño para él- o un corderito a la merced de una loba (lo que es propio de un machismo trasnochado y que me sorprende en Vd.). A mí me parece que está buscando excusas para poder perdonar a su antiguo novio sin que sufra su amor propio, porque aún está -como suele decirse- "colgadita" de él, pero no se engañe: no hay justificación para lo que le hizo. Ahora, si, a pesar de todo, quiere perdonarle, allá Vd. Pero debería también perdonar a su amiga si quiere ser justa.
Me casé por lo civil con un señor, del que tuve un hijo. Ahora estoy legalmente separada y convivo con otro hombre, del que también tengo descendencia. ¿Puedo casarme por la Iglesia sin tener que divorciarme de mi anterior marido, puesto que no lo era a los ojos de Dios?
Aunque es Vd. una mujer soltera por no haber contraído matrimonio canónico, para el Estado Vd. está vinculada aún al hombre con quien se casó civilmente, el cual podría acusarla de bigamia si
26.07.97 Mi hermano es ludópata y bebedor y miente mucho. Tiene 42 años y toda su vida no ha hecho sino sacar dinero a su familia para gastárselo. Pierde todos los trabajos que consigue. Estoy deseperada pues él sigue como si nada y no se aviene a razones. ¿Qué puedo hacer?
El gran problema de su hermano es que no reconoce tener ninguno. Por eso mismo rechazará toda ayuda que quiera Vd u otra persona brindarle. Aquí es él quien tiene que dar el primer paso, admitiendo que en su vida hay algo que no va bien y que le lleva a entregarse al juego y a la bebida como una fácil escapatoria. La mentira compulsiva es señal de que no está contento consigo mismo y, en consecuencia, pretende disfrazar la realidad. Pero, repito que es él quien tiene que tomar la iniciativa, aunque a veces hay que llegar a una situación límite para reaccionar. Existen los llamados "grupos de autoayuda" especializados en un determinado problema -el alcoholismo (Alcohólicos Anónimos), la ludopatía, el narcotismo, el comer compulsivamente, etc.- que pueden ser una valiosa salida para su hermano si él quiere. Infórmese y háblelo con él para que asista al menos a una reunión. Vd. no puede hacer más, a menos que el de su hermano se considere como un caso clínico y requiera tratamiento especializado. Entonces la familia tendrá que tomar cartas en el asunto.
26.07.97 Ingresé muy joven en un convento. Me entregué a una vida de mortificaciones, pero a los tres años, me obligaron a salir por falta de salud. Quedé muy dolida y me entregué a una existencia disipada. Ahora ya tengo cierta edad y me consume el remordimiento por ciertas prácticas inmorales. Creo que estoy predestinada a condenarme.
Vd. ha tenido toda su vida una obsesión religiosa, que la lleva lo mismo a arrebatos místicos que a las reacciones contrarias. Posee una idea de Dios bastante estrecha. A El se le puede servir en todos los estados: no hace falta meterse en un claustro si no se tiene vocación. Vd. creyó erróneamente que la tenía. Se entregó, además, a penitencias indiscretas, seguramente sin consultar a su confesor, pensando que así agradaba a Nuestro Señor. Sus superioras vieron su falta de vocación y le hicieron un favor haciéndola salir. Se creyó abandonada del Cielo y, como desquite, ha querido dar rienda suelta a todas sus frustraciones, que no son sino producto de su autorrepresión. Ahora siente remordimientos y es normal. Pero no está Vd. condenada de antemano ni mucho menos. Lo que tiene que hacer es encontrar su equilibrio religioso y vivir serenamente su Catolicismo, sin obsesiones. Tan malo es el fanatismo de un extremo como de otro. Nunca es tarde para comenzar de nuevo.
26.07.97 Tengo novio y le quiero mucho, pero he conocido a una chica lesbiana, con la que he mantenido relaciones y creo que me gusta. Ella cree que también soy lesbiana. Estoy en un dilema porque me encuentro bien con los dos. No sé qué hacer. Ayúdeme, por favor.
Está, sin duda, ofuscada por una situación en la que jamás se hubiera imaginado hallarse. Esas relaciones con su amiga son algo absolutamente novedoso y es la novedad lo que ejerce en Vd. una fascinación morbosa. Pero, cuidado: está caminando sobre el filo de una navaja. Debe cortar inmediatamente la intimidad con la otra chica. Por el bien de ella, de su novio y de Vd. misma. No está siendo honrada con ninguno. Y no me diga que debe probar porque no está segura. Al que empieza probando acaba por gustarle aquello que prueba porque ya se predispone a ello: así nacen las adicciones. No olvide que quien ama el peligro en él perecerá.
26.07.97 Me casé hace con el hombre con el que convivía desde hace mucho para regularizar mi situación y la del hijo que tuve ya mayor. El problema es que mi esposo me hace la vida imposible hasta el punto que pido a Dios que se lleve a él o a mí. Estoy desesperada. ¿Qué puedo hacer?
Pienso que Vd. cometió un error casándose con un hombre del que sabía cómo se las gastaba. Pero todo error tiene enmienda. No sea tan tremendista: no hace falta que ninguno se muera. La solución en este caso es la separación. Vd. puede pedirla aduciendo que sufre malos tratos. Ya sé que no será fácil para Vd. porque ello implicará cambiar radicalmente de vida. Pero más vale estar sola que mal acompañada y, aunque le cueste en un principio recomenzar, verá cómo poco a poco empieza todo a cobrar un nuevo sentido para Vd. Tenga el coraje de quemar sus naves.
26.07.97 Estoy felizmente casada y disfruto de una holgada posición. Mis hermanas me envidian y se aprovechan mucho de mis padres, incluso económicamente. Lo peor es que ellos dicen que yo también tengo obligación de ayudarlas y me consideran una egoísta. Me piden favores para después criticarme. ¿Cómo ve Vd. la cuestión?
Supongo que sus hermanas son bastante mayorcitas y no están impedidas para salir adelante. Si están casadas, el problema atañe directamente a sus maridos. Vd. no está obligada a prestarles auxilio, a menos que se tratara de un caso extremo. Sus padres tienen perfecto derecho a ayudarlas pero no pueden obligarla a Vd. ni perjudicarla al hacerlo. Por otra parte, su marido tiene también derecho a opinar sobre el asunto. Si Vd. tiene la conciencia tranquila no se inquiete por lo que puedan decirle y siga su camino. Una cosa es echar una mano a quien realmente está necesitado y otra muy distinta es dar de comer la sopa boba.
26.07.97 Me gustaría que Vd. me diera su opinión sobre los Testigos de Jehová. Tengo un amigo en esa secta y lo he encontrado muy cambiado. Nos acusa a los católicos de idólatras, sepulcros blanqueados, etc.
Los Testigos de Jehová constituyen, efectivamente, una secta, capaz de cambiar la personalidad de sus adeptos. Yo como sacerdote y católico debo dar testimonio de mi religión, pero ello no me impide convivir y tener amistad con personas de otras creencias, aunque tenga la convicción de que son equivocadas. Desgraciadamente, el fanatismo de estos pobres hermanos los lleva a actitudes totalmente negativas hacia quienes no comparten sus convicciones, sobre si son católicos. Sus argumentos, empero, carecen de solidez al basarse en una interpretación por completo arbitraria de la Biblia. Si quiere información extensa sobre los Testigos de Jehová, puede consultar los varios libros que el autor Antonio Carreras ha dedicado al tema y que se encuentran en la Balmesiana. Uno de ellos está basado en testimonios directos de ex-miembros de la secta.
26.07.97 Una echadora de cartas me ha dicho que habrá una muerte en mi familia. Mi hijo es policía y tengo miedo por él. ¿Debo advertirle?
Querida señora: su hijo tiene una profesión que implica un especial riesgo. Por otra parte, en una familia siempre hay nacimientos, bodas y muertes. No hay que ser adivino para saberlo. No tire su dinero.
02.08.97 Padre: me hallo perplejo. Estoy en el seminario y dudo entre hacerme sacerdote y abrazar la vida contemplativa, pues ambas cosas me agradan. Le ruego me dé su opinión.
Una cosa no está reñida con la otra: se puede ser perfectamente sacerdote dentro de una orden monástica dedicada a la contemplación. Tan sacerdote es el que está en el claustro como el que rige una parroquia o el que enseña en una Facultad. Todos ellos ofrecen el Santo Sacrificio y dispensan los sacramentos, que es en lo que consiste el sacerdocio. Supongo que lo que Vd. quiere decir es que le atraen tanto la vida activa como la contemplativa. El suyo es el dilema de Marta y María. Jesucristo dijo que María había escogido la mejor parte y Santo Tomás lo demuestra en la "Summa" (II, IIae, qq. 179-182). Pero, ojo: hacerse monje implica grandes renuncias que Vd. debe estar dispuesto a hacer y a mantener para siempre. No todos servimos para eso y no es un camino trillado. Tiene tiempo de reflexionar mientras acaba sus estudios eclesiásticos. Pida a Dios que le aclare su vocación y la gracia de cumplir Su Voluntad sin reservas. Yo también rezaré por Vd.
02.08.97 Mi marido y yo somos personas ya mayores con escasos recursos económicos. Tenemos un hijo drogadicto, que se niega a recibir ayuda para salir de su penosa situación. A veces pienso en marcharme de casa y abandonarlo todo. No sé qué hacer. Por Dios, ayúdeme.
Deduzco que su hijo no es ningún adolescente desorientado sino un hombre con muchas horas de vuelo y poca vergüenza. Siento ser tan duro, señora, pero debe enfrentarse con esta realidad. Vds. han cumplido sobradamente con su deber de padres y no deben sentirse culpables. Si su hijo, en vez de labrarse un porvenir, ha decidido echarse a perder y, además, rechaza la ayuda que se le ofrece, no pueden desgraciadamente hacer nada. La solución de este problema tan difícil depende casi por entero de él. Si no quiere curarse, nadie puede forzarlo a ello. Vds. sólo pueden apoyar una iniciativa que debe partir de él. De todos modos, acuda a la Asociación PRO-VIDA. Ellos pueden asesorarle. Y otra cosa: no deje su hogar y mantenga la unión con su esposo. En los momentos de prueba es en los que se demuestra el amor y éste hace que las cruces sean más llevaderas.
02.08.97 El chico con el que salía me dejó pretextando que le gusto a su mejor amigo. Este me pidió ser mi novio, diciendo que no había problema por parte del primero, al cual sólo le interesaba mi amistad, aunque no estoy muy segura de que sea verdad. Me parece que están jugando conmigo. ¿Qué puedo hacer?
Si realmente la quisiera su antiguo novio, nada ni nadie se interpondría entre él y Vd.: ni su mejor amigo. ¿Para qué le da más vueltas al asunto? Por otra parte, si acepta salir con este último, tenga en cuenta que la situación puede resultarle incómoda. Si tiene sospechas de que le están tomando el pelo, más vale prevenir que lamentar: deles unas buenas calabazas a los dos y ¡Santas Pascuas! Hay muchísimos otros muchachos entre los que puede encontrar el que realmente la quiera y le convenga.
02.08.97 Soy soltero y católico y mantengo una relación afectiva con una señora viuda de religión ruso-ortodoxa. Si decidiéramos casarnos por la Iglesia, ¿qué tramites habría que seguir? ¿Tendría alguno de los dos que renunciar a su tradición?
Amigo mío: si la futura esposa aceptara abrazar el Catolicismo, el matrimonio se celebraría normalmente, previa sólo la recepción formal de la conversa en el seno de la Iglesia. En cambio, si ella no deseara abandonar su fe tradicional, estaríamos ante la perspectiva de un matrimonio mixto, para cuya celebración se requiere el permiso del Obispo. De acuerdo con el canon 1125 del Código de Derecho Canónico vigente, la concesión del mismo está condicionada al compromiso que Vd., como parte católica, debe asumir de: a) evitar que peligre su Fe y b) hacer todo lo posible por bautizar y educar en la Religión católica a los hijos que tengan. De estas obligaciones que contrae debe ser puntualmente informada la otra parte. Además, tanto la señora como Vd. deben ir al matrimonio a sabiendas de lo que es esta institución, sin excluir sus fines (el bien de los cónyuges y la procreación y educación de la prole) ni sus propiedades (unidad e indisolubilidad). El consentimiento ha de
darse únicamente ante un ministro católico. No debe haber, por tanto, dos ceremonias ni celebración ecuménica. Lo que sí se permite es la presencia del ministro no católico como testigo. Si deciden dar el paso, mi sincera enhorabuena.
02.08.97 Mi hijo está en trámites de divorcio. Tiene tres hijos de su matrimonio, pero parece ser que de dos de ellos no es el padre biológico. Sin embargo, los mantiene a todos. Ahora duda si hacerse o no las pruebas de paternidad. A mí me da mucha pena lo que pueda resultar de todo esto, pues los chicos no tienen la culpa. ¿Qué opina, Padre?
Si esos niños han sido recibidos y criados con amor por el hijo de Vd., él es su padre en el mejor sentido (que no es necesariamente el biológico). Aunque hayan sido fruto de un engaño, los pobres, como muy bien dice, no tienen la culpa. Si la duda moral es tan poderosa como para poner trabas al cariño, que su hijo se haga esas pruebas de paternidad: una vez obtenida la certeza científica, podrá proceder en consecuencia. Si es al revés, si el amor es más fuerte que cualquier otra consideración, yo me olvidaría de las dichosas pruebas. ¿Para qué someterse a sí mismo y a los chicos a una inútil humillación? ¿Qué provecho le reportaría ello? Aunque la razón esté de su parte, no creo que sea noble utilizar a unas criaturas en un pleito contra su madre. Una vez abierta la herida, ya no cicatrizaría nunca.
02.08.97 Soy una chica joven y salgo con un sacerdote mucho mayor que yo, que está enamorado de mí. Vamos al cine, a bailar, a pasear... Me siento muy bien con él y me gustaría continuar la relación, pero me da miedo la diferencia de edad. ¿Qué me aconseja?
Por el bien de él y el de Vd. tiene que cortar inmediatamente la relación y toda familiaridad. Es triste que un sacerdote, olvidándose de quien es, pierda la cabeza, pero es más triste todavía que ello ocurra a estas alturas de la vida, cuando debería estar más preocupado por empezar a hacer balance de su ministerio y poner en orden sus cuentas con Dios. Al parecer, desde el punto de vista humano, ese hermano mío pasa por una crisis de la edad y cree ingenuamente que una jovencita le devolverá los años perdidos. Pero, ¿a qué precio? Ahora todo les parece a los dos muy bonito, pero, créame: pasado el primer momento de pasión, los remordimientos por haber traicionado su vocación no le dejarían a él y Vd. tendría que soportar sus lamentos al respecto, además de sus achaques. Otra cosa es que Vd. tenga vocación de Hermana de la Caridad. ¿Por qué, entonces, en lugar de complicarse la existencia no profesa? Reaccione, mujer, y haga reaccionar a ese hombre de Dios.
02.08.97 ¿Me podría decir qué debo hacer para darme de baja como católico? No deseo figurar como tal en ningún lugar ni pertenecer a la comunidad católica ni a ninguna otra asociación que tenga que ver con Dios alguno, pues me considero ateo convencido y militante.
El que Vd. haya sido bautizado en la Iglesia Católica es un hecho, como lo es el que haya nacido en España o donde sea. Los hechos no pueden negarse. Otra cosa es que no le agrade el ser católico como pudiera no agradarle el ser español. Vd. tiene la facultad de renunciar a su nacionalidad de origen y adquirir otra, pero lo que no puede hacer es decir que ya no vale lo que dice su acta de nacimiento. De igual modo, no puede anular lo que consta en su partida de bautizo (y de confirmación o matrimonio, en caso de que haya recibido también estos sacramentos) por más que reniegue de la Fe católica. Por lo demás, Vd. puede incurrir en excomunión automática por apostasía, herejía o cisma, así que ni siquiera le hace falta sentencia del juez eclesiástico para separarse de la Iglesia. En cualquier caso, si Vd. es un verdadero ateo, ¿qué más le da figurar como católico o no? No creo que nadie vaya hurgando por los libros parroquiales para sacar a la luz su "vergüenza". Tanta preocupación por una cuestión puramente formal me hace sospechar que no está Vd. tan seguro de sus convicciones y de que es ateo al estilo de Buñuel, es decir "gracias a Dios".
16.08.97 Me han propuesto casarme con un chico cubano a cambio de dinero para que él obtenga la nacionalidad española. Después nos divorciaríamos. Sin embargo, no me convence eso de ir al matrimonio sin estar enamorada. ¿No saldría yo perjudicada por hacer un favor?
El matrimonio es una cosa seria y no puede tomarse a la ligera, ni para hacer un favor. Es el elemento fundante de la institución familiar, célula y cimiento de la sociedad. Obviamente hablo desde la óptica católica, para la que el único matrimonio válido es el canónico, que es a la vez sacramento y contrato para toda la vida. Dice Vd. que no está segura de querer casarse sin estar enamorada y me parece muy bien, pero aun cuando no hubiera amor sino sólo interés o conveniencia, el matrimonio libremente contraído es igualmente válido y constituye un vínculo que permanece firme y duradero aunque el motivo de contraerlo haya desaparecido. Si Vd. me habla de "boda por Juzgado", no tengo nada que decir como sacerdote por no considerarla verdadero matrimonio, pero tenga en cuenta que hay efectos civiles a los cuales deberá atenerse si la celebra.
16.08.97 Hace tiempo que reflexiono sobre algo que leí: Dios es el aliento vital, la fuerza y la vida. Parece que Dios y nosotros formamos una maravillosa unidad. ¿Sigo profundizando en mi interior para hallarle?
Dios ciertamente está presente en nosotros, manteniendo con su maravillosa Providencia nuestra existencia hasta el punto que si El se retirase, volveríamos a la nada. Pero ello no implica que Su Ser se confunda con el nuestro. La unidad con El no es en modo alguno identidad o confusión. El es realmente distinto de sus criaturas y sostener lo contrario sería caer en el panteísmo. Eso sí: en los justos habita de modo especial mediante la gracia y de modo especialísimo mediante la Eucaristía. Vivir, pues, en gracia de Dios, orar y frecuentar los Sacramentos es el mejor modo de estrechar la intimidad con Nuestro Creador y Redentor. Pero recuerde que es El quien nos mueve con su gracia; a nosotros toca corresponder a ella.
16.08.97 Una molestia física me impide acudir a misa los domingos y fiestas. Sólo cuando hay un entierro hago un esfuerzo y voy a la iglesia por consideración al difunto. Sigo la misa que dan por la televisión. ¿Vale esa misa? Y, ¿me sirve la absolución que dan en ella?
Sólo la bendición papal "Urbi et orbi" es válida a través de los medios audiovisuales de comunicación. Las misas televisadas o transmitidas por la radio no sirven para cumplir el precepto de oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar. Están pensadas para la mera devoción de las personas dispensadas del mismo, como pueden ser las que por razones de edad avanzada, enfermedad o impedimento físico o material serio no pueden desplazarse al templo y también quienes deben quedarse en casa para cuidar a algún enfermo que requiera una atención constante. Pero ninguna de estas personas está obligada a seguir dichas misas. Lo mismo se puede rezar el Rosario que tener una lectura espiritual o no practicar ejercicio piadoso alguno. La molestia física que Vd. padece la excusará de asistir a misa sólo si le impide normalmente salir de casa. Pero si Vd., por ejemplo, va habitualmente al mercado, sale con amigas o efectúa visitas de cortesía, no tendría justificación para faltar a la misa dominical y festiva en el templo so pretexto de la molestia. Si está bien para aquellas cosas está bien para ésta. Por otra parte, en la misa moderna no hay absolución, habiendo sido suprimida la fórmula "Indulgentiam" (que venía después del "Confíteor" y el "Misereatur"). De todos modos, la misma no tenía efectos sacramentales y servía sólo para borrar los pecados veniales. La absolución verdadera y propia es la que se imparte en el Sacramento de la Penitencia, que implica confesión personal e individual de los pecados. Es imprescindible, pues, que acuda al sacerdote o lo haga llamar para obtenerla.
16.08.97 Soy una adolescente educada en un colegio cristiano. Mis amigas me convencieron una vez de consultar juntas la "ouija". Cuando estábamos en ello, una de ellas fue presa de un ataque o algo parecido. Yo me asusté mucho. ¿Qué hay de verdad en todo esto?
La "ouija" es una práctica supersticiosa de tipo espiritista y, como tal, está prohibida a los cristianos por atentar contra el Primer Mandamiento, que establece que sólo puede darse culto a Dios. La invocación de los espíritus de los muertos para averiguar algo, sea que se haga a través de algún "medium" o de la "ouija", es capaz de producir ciertos fenómenos, como el que experimentó su amiga. Estos pueden deberse a: a) causas naturales (histeria, perturbaciones mentales, sugestión, etc.), b) fraude o mistificación (en la inmensa mayoría de los casos) y c) intervención diabólica (si los fenómenos son ciertos y sólo en casos inequívocos -que suelen ser muy raros- en los que se trascienden las leyes naturales). Como ve, pues, está ampliamente justificada la condena de este uso, que pone en peligro la fe y la salud moral y física de quienes toman parte en él. En cuanto a los difuntos, su deber es rezar por su eterno descanso y dejarlos en paz. No vuelva a meterse por malos senderos.
16.08.97 La persona que más he querido en este mundo murió hace años siendo yo muy joven. Tiempo después me casé con otro chico y tuve una hija. Aunque nos queremos mucho, el recuerdo de mi gran amor me impide ser feliz. Si tuviera la certeza de reencontrarlo en el más allá, no dudaría en ir a su encuentro.
Perdone mi rudeza pero sufre Vd. de una obsesión enfermiza. Tal vez se deba a que experimentó tan lamentable pérdida en una época de su vida en que todo era color de rosa, de modo que no tuvo tiempo de ver los aspectos negativos -que siempre los hay- de su gran amor y lo idealizó. Su fantasma ha acabado por interponerse entre su familia y Vd. y no hace sino atormentarla hasta hacerle concebir delirios como el de irse al otro mundo para estar con él. Reconozca que este sentimiento destructivo es una deformación del amor, el cual, si es verdadero, lejos de producir desasosiego y angustia como en su caso, procura siempre el bien y lo comunica a los seres queridos. Piense que su primer novio querría ante todo que Vd. sea feliz y el mejor modo de recordarlo es precisamente siéndolo con su marido y su hija, que merecen, desde luego, mucho más que las migajas que les da.
16.08.97 LLevo saliendo cuatro años con mi novio y hace poco me enteré que me había engañado con otra. Se mostró arrepentido y le perdoné. Aunque le sigo queriendo, le he perdido la confianza. ¿Hice bien perdonándole?
Eso lo sabe Vd. mejor que nadie. ¿El arrepentimiento de su novio fue sincero? ¿Es más grande su amor por él que su orgullo herido? Creo que la cuestión estriba más bien en saber si Vd. le perdonó de verdad. Suele decirse: "perdono pero no olvido". Al contrario, el perdón implica justamente olvido. Los seres humanos nos equivocamos pero somos capaces de rectificar. Si no pudiéramos recuperar la confianza en quienes una vez nos han fallado, sería imposible convivir.
30.08.97 Tengo 15 años y he sido muy buena amiga de un chico de 26, al que conozco desde siempre. El problema es que, al crecer yo, nos miramos de otra forma y creo estar enamorada. El tiene novia y, aunque no la deja, se ve que siente desapego hacia ella y atracción hacia mí. No soy capaz de pensar en otro.
Me parece que a sus quince años es más madura que su amigo, que ya es un hombre hecho y derecho y debería tener los pies bien puestos en tierra. Vd. parece que sabe lo que quiere, pero él no lo tiene tan claro y por eso mantiene por inercia la relación con su novia. Lo que no puede hacer es jugar con las dos, sobre todo porque es Vd. menor de edad. Esta última consideración me lleva a aconsejarle que no se apresure a atar su joven corazón a nadie. Recuerde que todavía no puede disponer libremente de su persona. Disfrute de estos años de juventud y dese otras oportunidades. El tiempo acabará poniendo las cosas en su sitio y si su actual sentimiento es verdadero prevalecerá.
23.08.97 Tengo novio desde hace tiempo, pero me he enamorado perdidamente de un señor separado y sin hijos. Me he insinuado a él de muchas maneras (le he enviado hasta un anónimo), pero él no se da por enterado. ¿Cómo hago para enamorarle?
Déjelo en paz y no lo perturbe más. ¿No se da cuenta que si tuviera un mínimo interés en Vd. ya se lo habría manifestado? Por otra parte, no entiendo por qué se empeña en complicarse la vida. Ese señor tiene un pasado sentimental al cual Vd. no le da importancia, pero que no le ofrece ninguna garantía dado que ha terminado en separación. Lo siento pero, como comprenderá, no puedo aconsejarle que se relacione con nadie en situación de separación o divorcio. Lo que sí le exhorto es a ser al menos franca con su novio y declararle que ha dejado de quererlo. No es justo que él se siga forjando ilusiones si Vd. anda pensando en otro.
23.08.97 Era viudo y me casé hace un año con una señora también viuda. Nuestra relación es estupenda, pero me enteré por otra fuente que el primer matrimonio de mi hoy mujer se debió a haber quedado encinta. Ella me hizo creer lo contrario. ¿Le aclaro que estoy al corriente de la verdad o sigo como si nada?
Supongo que por un pudor muy comprensible su esposa prefirió soslayar ese detalle de su pasado, que, por otra parte, a Vd. no le afecta para nada. Un desliz, hombre, puede tenerlo cualquiera. Demuestre delicadeza y no ponga a su señora en el trance incómodo de tener que dar explicaciones. No tiene ninguna necesidad de ello.
23.08.97 Tengo cuatro hijos. Su padre y yo los hemos sacado adelante y hacemos aún todo lo que podemos por ellos. Pero sólo saben exigir y dan por hecho que iremos a una residencia. Tanta ingratitud me hace sufrir mucho. A veces pienso hasta en desheredarlos y dejarlo todo a quien lo necesite realmente.
Aconséjeme.
Lamentablemente, hoy en día no está en boga "honrar padre y madre" como manda el Cuarto Mandamiento. Muchos hijos se creen con derecho a todo por parte de sus padres, pero no quieren oír hablar de sus propios deberes para con ellos: es producto de la mentalidad hedonista que domina nuestra sociedad, para la que las palabras "sacrificio" y "abnegación" no tienen ningún sentido. Así pues, no es que sus hijos sean malos, sino que siguen la corriente y su actitud, por desgracia, es la normal en los tiempos que corren. No les tenga, pues, demasiado en cuenta su ingratitud: tal vez ni siquiera sean conscientes de ella. Sin embargo, Vd. y su esposo tienen perfecto derecho a tomar sus providencias. Personalmente, soy partidario de las residencias sólo para las personas que no tienen a nadie en este mundo. Es vergonzoso que unos hijos no cuiden de sus ancianos padres, cuando éstos quizás lo han dado todo por ellos. Y ya que Vds. ven que tendrán que depender de una institución, que sea a lo grande. Asesórense con su abogado sobre la manera de asegurarse una vejez desahogada y dejar lo mínimo de herencia posible (pues no puede desheredar así como así a sus hijos, a quienes corresponde la legítima). No les remuerda este modo de actuar. Puestos a campar cada quien por sus respetos, nadie les puede reprochar nada a su esposo y a Vd., que ya cumplieron ampliamente sus deberes de padres.
23.08.97 Soy agnóstico, pero me gustaría conocer su opinión sobre el Cielo y el Infierno, de los que tanto nos han hablado -ahora menos- y si son realmente dogmas de Fe.
El Cielo y el Infierno son dogmas de Fe (y también el Purgatorio). Hacían bien los sacerdotes en hablarnos tanto de estas realidades, que forman parte de los llamados "novísimos o postrimerías". La Sagrada Escritura, en efecto, dice que quien se acuerda de ellos se abstiene de pecar. El pensamiento de la eternidad hace que nos preocupemos por dar a nuestra vida un sentido serio, a diferencia de lo que ocurre cuando no nos preocupamos sino de lo inmediato y cotidiano. Por otra parte, bien es cierto que quizás hay que purificar la visión que tenemos del Infierno. Hemos insistido en lo adjetivo (el fuego eterno, que constituye la llamada pena de sentido) -a veces demasiado gráficamente- en detrimento de lo substantivo (la privación de Dios como objeto de nuestra felicidad suprema, en lo que consiste la pena de daño). La peor desgracia no es abrasarse perennemente, sino estar para siempre separado de Dios. Ello, empero, no quiere decir que debamos ignorar lo primero: el fuego del infierno no es metafórico, sino real y verdadero, aunque su naturaleza nos sea desconocida. Muchos se escandalizan de la existencia del infierno aduciendo que contradice la Divina Misericordia, como si fuera Dios quien condena y no el propio pecador a sí mismo por su libre voluntad. Yo me escandalizaría más bien de que no lo hubiera dado que, entonces, ¿dónde estaría la Justicia de Dios? ¿Cómo explicar la impunidad de ciertos monstruos de maldad que gozan insolentemente de buena fortuna hasta la muerte? Sé que hoy no goza de popularidad la doctrina que le acabo de exponer, pero es la verdadera y todo católico ha de aceptarla como tal.
23.08.97 Soy un hombre maduro, casado y con hijos. El mejor amigo del mayor -un chico de 18 años y muy maduro- pasó un fin de semana en casa. Por efecto de unas copas de más, acabamos los dos teniendo relaciones íntimas. Seguimos viéndonos y he pensado hasta en dejar a mi familia para vivir con él. Mi vida es un infierno. Oriénteme, padre.
Amigo: Vd. ha dado un buen resbalón y ha caído, pero puede y debe levantarse. No deje que una ciega pasión surgida en un momento de irreflexión se apodere de Vd. hasta el punto de no importarle sus seres más queridos. Tal vez atraviesa por una crisis de la madurez y en su arrebato pretende atrapar una juventud que cree perdida y que ve representada en ese muchacho. Le aconsejo que hable inmediatamente con él y dé por terminada la relación. Esta no puede conducirles a nada bueno: herirán a inocentes y ni siquiera tendrán tranquilidad Vds. mismos debido al remordimiento. Cuanto más tarden en dejarse más les costará. Pero tenga en cuenta que la pasión es un fuego fatuo y pasa pronto dejando sólo cenizas. Entretanto Vd. habrá destruido su familia y no se lo perdonará. Reaccione y sepa que su vida no tiene por qué ser un infierno si concibe un sincero arrepentimiento. Aún está a tiempo.
30.08.97 A mi padre le han diagnosticado leucemia. Sólo lo sabemos mi hermana y yo. Tanto él, como mi madre y mi hermano lo ignoran. Estoy desesperada, pues no quiero perderlo, pero no puedo desahogarme y llevo muy mal este terrible secreto. ¿Debo revelárselo a mi hermano?
No sólo a su hermano sino también a su madre, pues tienen derecho a saberlo. En cuanto a su padre, también tendría que ponerlo al corriente, aunque poco a poco y con mucha delicadeza, sobre todo si es una persona aprensiva. Sin infundirle esperanzas engañosas deben entre todos hacerle asumir una actitud positiva ante la enfermedad. Ello se la hará más llevadera y quién sabe si contribuya a una mejora. En todo caso, lo más importante es su salud espiritual. Las cruces aceptadas cristianamente tienen mucho mérito a los ojos de Dios. El no les abandonará.
06.09.97 Soy una señora viuda con hijos y nietos y para la edad que tengo me conservo muy bien. Un señor soltero se ha interesado en mí, pero yo sólo quiero tener con él una buena amistad y punto. Mi esposo era una bellísima persona y no me hago a la idea de reemplazarlo. Nadie me entiende. ¿Cree que todo esto es normal?
El amor no tiene edad y, a lo mejor, Vd. se lo ha inspirado a ese caballero. Siendo una persona que está libre, no hay nada de malo en que la pidan en matrimonio y Vd. no traiciona la memoria de su difunto esposo si acepta. Pero, claro, si Vd. se siente bien como está y desea conservar su estado de viudez nadie tiene por qué reprochárselo; es más, es algo muy laudable según San Pablo. Hay personas viudas que, al contrario, no pueden resignarse a la soledad y rehacen su vida contrayendo nuevas nupcias, a lo cual tienen perfecto derecho. Quizás en su caso, lo que los demás quieren es su bien y no ven mal que Vd. se case, aunque sea por conveniencia. A Vd. esto no la convence porque tuvo la suerte de estar unida a su difunto esposo por amor y no concibe el matrimonio de otra manera. Hágaselo saber así a su pretendiente y pida a sus allegados que sepan respetar su decisión, pues ya es mayorcita para saber qué es lo quiere.
06.09.97 Tengo dos hijos. Yo sólo quería tener uno, pero tuve el segundo por complacer a mi marido. El me prometió que se haría la vasectomía para poder disfrutar plenamente de nuestro amor, sin la sombra de un nuevo embarazo. Ahora dice que tiene que consultarlo con un sacerdote. ¿Qué opina?
El amor conyugal, por su propia naturaleza, debe permanecer abierto a la vida, al menos virtualmente. Ello quiere decir que los esposos han de usar del matrimonio siempre según el curso natural de las cosas. Ahora bien, no es necesario que cada acto marital esté ordenado directamente a la procreación, pero ésta no puede ser excluida por medios que violentan la naturaleza, sea inhibiendo la capacidad generativa de los cónyuges (vasectomía, ligadura de trompas, píldoras esterilizantes), sea interfiriendo en el acto que es de suyo apto para la generación (onanismo, espermicidas, dispositivos intrauterinos, preservativos, etc.). Los únicos métodos moralmente lícitos y permitidos para evitar el embarazo consisten en: no poner el acto conyugal (continencia) o ponerlo en los períodos no fértiles del ciclo natural femenino. Se me objetará que las personas estériles usan lícitamente del matrimonio y es verdad. Pero se trata de los estériles involuntarios en quienes la naturaleza no da más de sí o ha sido modificada por algún accidente. La esterilidad directa y deliberadamente procurada -y la vasectomía entra en esta consideración- es un atentado contra la naturaleza y, como tal, inmoral. Así pues, su esposo haría mal sometiéndose a esa operación.
06.09.97 Oí hace poco que Vd. dijo que odiaba el sol y me quedé estupefacto. ¿Cómo pudo proferir semejante barbaridad cuando el Astro Rey es tan beneficioso y es nuestra principal fuente de vida? Los antiguos adoradores del sol estaban mejor encaminados que Vd.
Mi buen amigo: no hay que tomarse al pie de la letra las frases coloquiales. ¿Me cree tan insensato como para odiar de verdad al sol? Al decir: "odio el sol" no hice sino emplear una figura retórica llamada "metonimia", que consiste en "designar una cosa con el nombre de otra tomando el efecto por la causa o viceversa" (Diccionario de la Real Academia). Lo que me inspira prevención son los efectos nocivos de la exposición a los rayos solares y el calor sofocante, por una sencilla cuestión de salud. Es como si dijera: "detesto a Picasso". Yo no lo conocí y a lo mejor se trataba de alguien amabilísimo y encantador, pero resulta obvio que me refiero a sus obras pictóricas y no a la persona. En cuanto a lo que dice de los sabeístas (adoradores del sol), ni tanto ni tan poco. Sólo se ha de adorar a Dios, el Ser absolutamente trascendente, creador de todas las cosas. El sol es un ser inmanente y una criatura. Es grandioso, sí, pero contingente y de él no depende nuestro destino eterno.
06.09.97 Hace años que estoy casada y no tengo hijos. Quisiera adoptarlos, pero mi marido no quiere. Por otra parte, tampoco accede a mantener relaciones íntimas. Mi matrimonio no tiene sentido y la vida se me hace muy difícil en estas condiciones. Deme alguna orientación.
Comprendo que Vd. se sienta frustrada en su matrimonio, pues no veo que esté ordenado a ninguno de los fines propios de esta institución, a saber: la procreación y educación de la prole y el bien de los cónyuges (que incluye lo que antiguamente se llamaba la mutua ayuda y el remedio de la concupiscencia). Si la falta de hijos procediera de la voluntad de excluir el fin procreativo desde el momento mismo de casarse, la cosa sería grave porque, probablemente, su matrimonio sería inválido. Si, en cambio, se debiera a otros factores, como la esterilidad de cualquiera de los dos, una solución sería, en efecto, la adopción, pero me temo que Vd. no puede obligar a su marido a aceptarla. Es una decisión que han de tomar ambos libremente. Por otra parte, respecto al problema de las relaciones íntimas, recordemos que los esposos tienen recíprocamente, uno respecto del otro, lo que se llama el "débito conyugal", es decir, la obligación de mantenerlas cuando lo pide razonablemente uno de ellos. Negarse a conceder el débito al propio cónyuge es un abuso del matrimonio por omisión y constituye una injusticia y un pecado mortal. Esta negativa sería menos grave sólo si fuera circunstancial, pero por lo que Vd. me dice la de su marido es sistemática. Visto todo esto, se impone una conversación muy seria con él para buscar una solución a su problema. Un sacerdote les podría orientar y apoyar moralmente.
20.09.97¿Cómo es que la Iglesia cae en la incongruencia de condenar el aborto y, al mismo tiempo, aprobar la pena de muerte? ¿No dice el Quinto Mandamiento lisa y llanamente: "No matarás"? Creo que la pena de muerte no es conforme con el espíritu del Evangelio. ¿Qué opina?
No hay tal incongruencia, pues no es lo mismo el aborto que la pena de muerte. Está claro que cualquier ser humano tiene derecho a defenderse contra el injusto agresor. Si un asesino le quiere matar, Vd. puede darle muerte en legítima defensa de su propia vida si no tiene otro modo de reducirlo. Nadie podrá echárselo en cara ni pedirle responsabilidades. La sociedad tiene ese mismo derecho y debe poder repeler máximamente los ataques de sus injustos agresores; por eso existe la pena de muerte. En cambio, en el caso del aborto no se da la legítima defensa contra un injusto agresor. Nadie que esté en sus cabales puede decir que un niño no nacido es un injusto agresor. Todo lo contrario: lo son la madre desnaturalizada y todos los que toman parte en el crimen horrendo del aborto, con la diferencia que la pobre criatura no tiene la opción de la legítima defensa. Así pues, lo que prohibe el Quinto Mandamiento es matar injustamente. Si extendiéramos la literalidad del precepto hasta sus últimas consecuencias no podríamos ni siquiera matar animales para nuestro sustento, lo cual es absurdo. Por otra parte, en el Evangelio, Jesucristo dice claramente que los que escandalizan a los niños merecen la muerte y El mismo se sometió a la pena capital dictada por Pilato sin discutir su legitimidad (otra cosa es que su aplicación fuera injusta por no existir motivo, como confesó el propio Procurador). Además, el Buen Ladrón en la cruz declaró que justamente pagaban con la muerte él y el otro ladrón sus fechorías y no fue rectificado por Nuestro Señor, que estaba muriendo al lado. No hay, pues, incompatibilidad de la pena de muerte con el espíritu del Evangelio.
20.09.97 Soy una madre de familia numerosa y católica practicante. Tuve que dejar el apostolado para poder sacar adelante a mis hijos. Sufro terriblemente debido que, sin yo quererlo, me vienen pensamientos horribles contra Dios y la Virgen, sobre todo cuando rezo, y experimento la acción negativa de un ser cuya naturaleza no sé explicar. ¿Estaré poseída?
No. La posesión diabólica es una apropiación del cuerpo de la víctima por parte de Satanás y en su caso esto no se ha dado. Hay que distinguir la posesión de la obsesión diabólica, que consiste en una serie de asaltos del demonio desde fuera del sujeto. La obsesión puede ser interna (tentaciones especialmente violentas y duraderas, que producen un estado de profunda perturbación en el alma) y externa (ataques que afectan a los sentidos). No me atrevo a decir categóricamente si lo que le ocurre es una obsesión o no, pues, no siendo su director espiritual, desconozco la trayectoria de su alma. Hay que usar de mucha prudencia y no atribuir a la intervención diabólica lo que acaso puede explicarse por causas naturales. Tal vez Vd. se ha convencido de que ha traicionado a Dios por haber abandonado su apostolado, provocando así un reflejo psicosomático que se manifiesta del modo que describe y que es con el que se castiga a sí misma. Si esto es así, debe, ante todo, considerar que el mejor apostolado es el cumplimiento del propio deber de estado y que Vd. se debe primeramente a su familia, así que ha hecho lo que tenía que hacer. De todos modos, hable con su director o su confesor y siga sus indicaciones. Mientras tanto, si vuelve a sentirse atormentada persevere en la oración, aunque le vengan malos pensamientos, y ofrezca a Dios sus sufrimientos.
20.09.97 Hace varios años que tengo un sueño recurrente: veo siempre agua: clara, sucia o completamente negra. ¿Qué puede esto significar?
El mundo onírico está todavía en estudio. Hay varias teorías que intentan darle una explicación científica, por ejemplo, la del psicoanálisis. Como no existen certezas en este campo y, además, no soy especialista en la materia, no me atrevo a aventurar ninguna interpretación al elemento recurrente en sus sueños.
20.09.97 Me casé hace 57 años y casi en seguida me di cuenta de que mi esposo no me quería. He aguantado todo este tiempo, pero no puedo más. La vida con él se me hace muy dura y, aunque soy católica practicante, he perdido hasta las ganas de rezar. A Dios le pido que me libere de este vínculo pero no me escucha.
Aunque el amor de su esposo se revelara ficticio, Vd. debería haberse hecho respetar. Tantos años de aguante por parte suya han hecho que él se acostumbre a ver la situación de su matrimonio como normal y a estas alturas dudo mucho que cambie. Pero, ¿por qué no intenta razonar con su marido haciéndole ver que, ya que tienen que convivir el resto de sus días, más vale tener la fiesta en paz? Se trata de llegar a una especie de "modus vivendi", que evite enojos y pleitos innecesarios. No obstante, si la vida en común se le hace tan insoportable y Vd. cuenta con medios suficientes para mantenerse sola, podría plantearle la separación. Caso contrario, más le vale ponerse una coraza y empezar a practicar la indiferencia frente a sus provocaciones y, si le es posible, forjarse su propio santuario interior donde nadie la moleste. Otra cosa: no tiene que pedirle a Dios que la libere de su vínculo (¿cómo? ¿con la muerte de su marido o la de Vd.?): eso es una cobardía y no querer enfrentarse al problema; lo que debe es rogarle que le ilumine para tomar la decisión justa y que le dé fuerzas para ponerla en práctica.
20.09.97 Mi marido y yo somos jóvenes, pero hace un año que no mantenemos relaciones íntimas porque él padece una enfermedad que lo incapacita. De momento no hay perspectiva de que la situación cambie. ¿Puede el amor suplir el sexo en un matrimonio? La perspectiva de una castidad forzosa me asusta.
Si su marido hubiera sido impotente antes de contraer matrimonio, éste podría anularse. La impotencia posterior, en cambio, no lo invalida. Vd. está casada para toda la vida y debe ser fiel a su esposo en todas las circunstancias de la vida ("en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad") hasta que la muerte los separe. El sexo, en verdad, es parte importante de la vida matrimonial, pero no lo es todo. La mutua ayuda es también un fin del matrimonio. Comprendo que a Vd. se le hace dura esta prueba, pero piense que para su marido no debe ser nada fácil tampoco y lo debe estar pasando realmente mal. Ahora bien, si hay amor, el cumplimiento de su deber se le hará menos trabajoso. El amor no sólo es goce sino que también implica abnegación. Por desgracia, muy a menudo nos olvidamos de esto.
27.09.97 Tengo 21 años y siempre he salido con chicos uno o dos años menores que yo. A mi familia esto le parece mal, hasta el punto que he debido mentir sobre la edad de mi actual novio. Me dicen que una relación en la que la mujer es mayor no cuaja. ¿Es esto verdad?
No necesariamente. Conozco casos de parejas en los que la esposa es varios años mayor que el marido y son muy felices, pero, en su mayor parte, se trata de personas que se han conocido en la edad adulta, es decir, cuando ya estaban formadas. Tenga en cuenta que las mujeres maduran física y emocionalmente más pronto que los hombres. Una chica de dieciocho años suele ser ya una mujer con ideas y sentimientos muy claros, en tanto que un muchacho de la misma edad puede considerarse que, en muchas cosas, es todavía un niño. Si, encima, Vd. es dos años mayor que su novio, la ventaja que le lleva no es desdeñable. Quizás es esta consideración la que hace que los suyos no vean con buenos ojos que se relacione con chicos menores que Vd. Temen que acaso se lleve desengaños por la falta de madurez de alguno de ellos y quieren ahorrárselos, lo cual es de agradecer. Sin embargo, si bien es cierto que, como dice sin rodeos el refrán "quien con niños se acuesta cagado amanece", pienso que no se debe generalizar. Siempre hay excepciones. Con todo, le recomiendo prudencia en su relación y, sobre todo, que no mienta a su familia. Su novio puede demostrar que es un chico serio y fiable sin tener que ocultar su edad.
27.09.97 Soy viuda desde hace años y siempre he llevado luto por mi marido. Ahora lo llevo también por mi hijo, que murió recientemente. Hay gente de iglesia que me dice que me lo debo quitar. ¿Es malo exteriorizar el duelo?
No si se hace con comedimiento y sin amargura, evitando caer en el patetismo. Como dice Shakespeare: "Un pesar moderado revela amor profundo, en tanto que si es excesivo indica falta de sensatez". Antiguamente, tal vez se exageraba en las demostraciones de dolor, llegando a excesos como el de contratar plañideras o "lloronas" profesionales para acompañar los cortejos, los cuales eran tan lúgubres que poco había en ellos de la esperanza cristiana. Pero no debemos caer en el otro extremo. Hoy la gente intenta apartar de sí hasta la idea misma de la muerte debido al hedonismo en que nuestra sociedad está inmersa. El luto es un recordatorio de esa realidad ingrata; por eso incomoda y molesta. Por desgracia, hasta los católicos ceden a esa repugnancia hacia el luto, olvidándose que la Iglesia sabiamente lo ha usado desde antiguo en la bella Liturgia de Difuntos. El negro de los ornamentos significa las tinieblas de la muerte, pero el plateado de sus galones muestra que, a pesar de todo, la luz de la vida eterna brilla entre ellas. Con este espíritu debe llevar Vd. su duelo. Por lo demás, ¿no estamos, como dicen machaconamente, "en democracia"? Vístase Vd. como mejor le parezca.
30.08.97 LLevo casada mucho tiempo. Hace diez años descubrí que mi esposo me engaña con otro hombre. El dice que es bisexual y que es feliz con su doble vida, pero yo no puedo resignarme a esta situación. No puedo hablar con nadie de este asunto y no me decido a dejar a mi marido porque, a pesar de todo, le sigo queriendo y sus hijos le adoran. Deme alguna luz.
Prescindiendo de que la persona que es amante de su esposo sea hombre o mujer, el hecho es que la engaña y eso ya es cosa mala por atentar contra uno de los bienes del matrimonio, que es la fidelidad conyugal: hay que partir de aquí para enfocar bien su caso. Vd. no tiene por qué soportar esta situación durante más tiempo. Plantee a su marido la inmediata clarificación de la misma y obre en consecuencia. Si se arrepiente y enmienda, perdónele; si se obstina en su vida desordenada, puede Vd. pedir la separación canónica y la civil. No se abstenga de poner remedio por consideración a sus hijos, pues, de todos modos, presumo que ellos son lo bastante grandecitos ya como para conocer y afrontar el problema de su padre con madurez.
30.08.97 ¿Está bien quitarle a una niña de tres años la ilusión diciéndole, por ejemplo, que los Reyes Magos no existen o que su gatita, que era su única compañera de juegos y se murió, no está en el cielo porque no hay sitio para ella?
Por supuesto que no y más tratándose de una criatura de tan corta edad, a la que no se le puede explicar la realidad en términos racionales porque no los entendería. En la vida del ser humano hay un tiempo para todo y la infancia es el propicio para el reino de la fantasía. Los niños necesitan forjarse su propio mundo, un mundo a su medida y sin complicaciones, poblado de hadas, gnomos, animales parlantes, superhéroes, etc. Lo importante es que, a través de él, se les eduque como Dios manda. Así, por ejemplo, la creencia en los Reyes Magos (que sí existieron y cuyos cuerpos se veneran en la Catedral de Colonia) o en Papá Noel trayendo los obsequios de Navidad no es nociva, pero, a través de ella, hay que inculcar en los niños un sentido moral: el de que las obras buenas se recompensan (los regalos) y las malas se castigan (el carbón). La pérdida de una mascota -siempre dolorosa para un pequeño- puede perfectamente enfocarse diciendo que el animalito se ha ido a un cielo especial, lo cual le consuela y, de paso, ayuda a sensibilizarle en el respeto a la vida de otros seres. Pero, no se ponga a explicarle a la criatura nociones ontológicas, porque la confundirá. Hace algunos años, se puso en boga una corriente psico-pedagógica que sostenía que había que enfrentar al niño desde pequeño con la realidad sin recurrir a cuentos y fábulas so pena de crearle traumas. Menos mal que dicha escuela cayó en descrédito debido a que la experiencia probó justo lo contrario (pero, mientras tanto, ya hizo daño). La realidad es dura: tiempo tendrán los niños de experimentarla cuando crezcan. Afortunados son los nuestros, que no han crecido de golpe como aquellos pobrecitos de Bosnia, Chechenia, Ruanda, Zaire, Iraq o Chernobyl, en cuyos ojos se trasluce el más cruel desengaño por haberse topado con la maldad humana o la desgracia prematuramente, sin haber tenido tiempo de soñar.
30.08.97 Tengo 34 años y sufro una lesión cerebral permanente que me incapacita parcialmente. Pertenezco a un club de pensionistas, con quienes he efectuado excursiones organizadas, pero con todas esas noticias de accidentes de autobuses he cogido miedo a viajar y, aunque me hace mucho bien, pienso que tal vez es mejor renunciar a ello. ¿Qué me aconseja?
Es natural que el ser humano tenga miedo a la muerte y más a la muerte violenta, pero renunciar a esos viajes que para Vd. significan tanto por miedo a los accidentes constituye un temor enfermizo que debe superar. La vida no está en nuestras manos y, por mucho que hagamos, el día que nos toca nos morimos. Déjeme contarle una historia. Un día le fue dicho a un pamplonica que moriría entre las astas de un toro. El hombre no sólo ya no acudía a corridas ni encierros ni iba al campo (por no encontrarse con nada que se pareciera a un rumiante), sino que acabó marchándose a vivir a una isla. Un día, de visita en casa de un amigo, hubo un temblor de tierra, que hizo desprenderse de la chimenea la cabeza disecada de un toro. Esta cayó encima del pamplonica y le mató, con lo que su destino se cumplió por más que hizo el pobre por evitarlo. Más le hubiera valido quedarse en Pamplona y, a lo mejor, todavía vivía. Moraleja: tener siempre en cuenta que "nadie se muere la víspera". Aplíquese el cuento y disfrute de las cosas buenas de la vida dejándose de obsesiones. De lo que realmente debe preocuparse es de que, el día que le toque morirse, lo haga bien, o sea: en paz con Dios. Y, si quiere estar más tranquilo, pídale a San José una buena muerte.
30.08.97 Soy una chica de 19 años. Hace tres que empecé a salir con un seminarista y acabó gustándome mucho, pero dejamos la relación y quedamos como buenos amigos. Yo ahora no logro entablar un noviazgo serio con nadie, pues los otros chicos no son como él, que tampoco tiene clara su vocación y me pregunta qué haría yo en su lugar. ¿Qué le puedo responder?
El problema reside en que, desde el principio, han jugado los dos con fuego. El, en su condición de seminarista, no podía ni puede llevar el estilo de vida de otros jóvenes y lo debería saber, lo mismo que Vd. Justamente, el seminario sirve para prepararse al sacerdocio mediante una disciplina que la Iglesia sabiamente ha establecido para cultivar las vocaciones. Es claro que si un seminarista no sigue esa disciplina acaba por disiparse y abandonar el camino emprendido. Tener, además, familiaridades propias de novio con una chica no es, desde luego, el mejor modo de prepararse al celibato. Ciertamente, todavía está a tiempo su amigo de replantearse su vida y creo francamente que debe hacerlo: la ordenación es un paso irreversible. En cuanto a Vd., le recomiendo que no idealice a ese chico. No lo ha conocido en el entorno normal de los de su edad y aquí juega mucho la fascinación que ejerce el gusto por lo prohibido. Por otra parte, le aseguro que los clérigos tenemos también nuestras miserias. En todo caso, no sea Vd. la que lo persuada de dejar el seminario. Si después él se arrepintiera de esa decisión, no dude que, de algún modo, se lo reprocharía. Que sea él quien tome sus decisiones, pero de un modo u otro, este doble juego debe acabar.
06.09.97 Dígame, por favor, qué juicio le merece el movimiento de los "carismáticos". Sus prácticas me parecen muy extrañas y, aunque ellos digan que tienen la aprobación del Papa, sospecho que no son verdaderamente católicos.
La verdad es que, efectivamente, los carismáticos cuentan con el apoyo del Papa actual. Yo distinguiría dos aspectos: el doctrinal y el ascético. En cuanto a lo primero, parece que este movimiento es irreprochable, pues sus adeptos profesan de modo inequívoco los dogmas de la Iglesia, especialmente aquellos hoy puestos en discusión, como la existencia del demonio y la del infierno, la importancia de la Gracia o el Primado de Pedro. En cuanto a lo segundo, es decir, a sus prácticas espirituales, comprendo que le desconcierten, pues no proceden de la Tradición católica, sino del pentecostalismo protestante, nacido a fines del siglo pasado. El peligro que veo en ellas es doble: por un lado, que puedan inducir a "buscar las consolaciones de Dios antes que al Dios de las consolaciones", es decir, a basar la espiritualidad sólo en los carismas sensibles, que es contra lo que previenen los grandes maestros del género porque el alma -habituada a ellos-se vuelve débil frente a las sequedades. Por otro lado, puede caerse en una especie de "iluminismo", tentación que puede desembocar en el rechazo de la mediación de la Iglesia entre Dios y los hombres. De todos modos, respecto de los carismáticos le aconsejo que siga el criterio del Evangelio: "por sus frutos los conoceréis". Si contribuyen a preservar la Fe, fomentar la gracia y promover las buenas obras dentro de la Iglesia, no tengo nada que objetar. Al fin y al cabo, "Spiritus ubi vult spirat": el Espíritu sopla donde quiere.
27.09.97 Soy una señora mayor y católica de toda la vida. Desde hace algún tiempo, sin embargo, me asaltan ciertas dudas sobre cuestiones como la existencia de diferentes religiones. ¿Es cierto que cada una va por su propio camino pero todas llevan a Dios? Se puede salvar uno fuera de la católica?
El Dios de los católicos es la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios aunque en tres personas iguales y distintas, de las cuales la segunda se encarnó en Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Es obvio que no se trata de la misma divinidad adorada por los judíos, los musulmanes, los shintoístas, los brahmánicos o los animistas, por no citar más que algunas de las grandes religiones. Ahora bien, la razón y la revelación nos enseñan que sólamente hay un Dios verdadero y Este es el de los católicos, como lo demuestra la Apologética. Todos los demás dioses son "ficciones", según el Salmista. ¿Quiere ello decir que los adeptos de las falsas religiones se condenan irremisiblemente? Lo cierto es que "extra Ecclesiam nulla salus" (no hay salvación fuera de la Iglesia Católica). Este axioma, sin embargo, no resulta tan duro como suena. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y tiene un alma, que es el Espíritu Santo. Uno puede pertenecer a la Iglesia plenamente, es decir, a su cuerpo visible y a su alma (los católicos en gracia de Dios) o de modo imperfecto, a saber: o sólo a su cuerpo visible pero no a su alma (los católicos en pecado mortal), o sólo a su alma aunque no a su cuerpo visible (todos los seres humanos de buena voluntad, que cumplen la Ley Natural). Así pues, los no católicos pueden ser, en realidad, moralmente católicos, aunque no lo sean materialmente y se pueden salvar en sus respectivas religiones, pero no por ellas -que son falsas e ineficaces en orden a la salvación-, sino en virtud del Espíritu Santo, alma de la única Iglesia verdadera. No obstante, la Iglesia debe procurar la conversión de los no católicos porque sólo en su seno pueden hallar éstos los medios ordinarios y seguros de salvación. No es indiferente, pues, la pertenencia a una u otra religión. De ahí, por ejemplo, la importancia de las misiones.
27.09.97 Tengo 83 años y llevo dos en cama y a punta de medicinas. Continuamente sueño que mi madre y mi hermana -ya fallecidas y con quienes estaba muy unida- vienen a buscarme. No es que me dé miedo el morirme, pero, ¿qué puede esto significar?
Simplemente que Vd. tiene el íntimo deseo de reencontrarse con ellas después de la muerte. Este es un sentimiento natural en el ser humano y es una de las pruebas de la existencia de una vida ultraterrena. No podemos resignarnos a que los afectos más grandes y entrañables que hemos tenido en este mundo simplemente terminen en una tumba ni a que no volvamos a ver nunca jamás a nuestros seres queridos. Esté tranquila y sepa que en el último trance, cuando Dios disponga, le ayudarán desde el cielo aquellos que, seguramente, ya ahora están velando sobre Vd. para que no desfallezca en estos momentos de prueba.
04.10.97 Enviudé después de muchos años de matrimonio, los últimos de los cuales tuve que cuidar a mi marido inválido sin tener mucho apoyo de nuestros hijos, a pesar de hallarme yo también mal de salud. Desde hace tres años tengo una relación con un viudo, también con hijos. Ni ellos ni los míos nos aceptan, pues dicen que nadie debe ocupar el lugar de su madre y padre.
Los hijos, en este aspecto, suelen ser bastante egoístas, más por afecto a la memoria del padre o de la madre muertos que por otra cosa, pero deben comprender que un viudo y una viuda tienen perfecto derecho a casarse y rehacer sus vidas y que ello no implica de ningún modo falta alguna de respeto a los anteriores cónyuges respectivos. Al fin y al cabo, los hijos acaban haciendo cada cual su propio camino y dejan a los padres solos sin pensar en que, quizás, éstos no quieren estarlo. En su caso, me sorprende tanto interés de sus hijos por su padre después de muerto cuando, en el momento en que debían demostrarle su amor filial, se escabulleron. Proceda Vd. como mejor le parezca en orden a su propia felicidad. Nadie tiene derecho a reprochárselo.
27.09.97 Soy seminarista y mis amigos también lo son. Ellos van a discotecas y se ríen de mí porque yo prefiero abstenerme. ¿Me recomienda que vaya?
De ninguna manera. Me pregunto qué clase de seminaristas son sus amigos, que no consideran que hay una separación neta entre la vida que la Iglesia quiere para sus candidatos al sacerdocio y el mundo. El seminarista ha de prepararse para ser otro Cristo, pues hará sus veces en el altar. Para ello es necesario que se ajuste a una disciplina que consiste en la oración, el estudio y el recogimiento, único marco en el que es posible adquirir la formación que le permitirá en el futuro "estar en el mundo sin ser del mundo". El gran error de muchos seminaristas hoy en día es considerar que, como los sacerdotes son hombres como los demás, ellos pueden vivir como los otros muchachos. Por el contrario, los sacerdotes, en virtud de la ordenación, tenemos un plus ontológico que nos hace cualitativamente distintos del resto del género humano y ello implica que estemos segregados del mundo. Sólo en nuestra condición de "signos de contradicción" seremos capaces de ser la levadura del Reino de los Cielos. Si Vd. ha sentido la vocación y se prepara para ser sacerdote, hace bien en no acudir a discotecas.
04.10.97 Tengo un hijo de 20 años. Ultimamente, se interesa mucho por publicaciones y actividades de cierto grupo político de ultraderecha. Mi esposo y yo somos católicos pero demócratas y tolerantes y nos preocupa que el chico se convierta en un fascista convencido de que lucha por la Civilización Cristiana.
La juventud suele ser generosa e idealista, pero también imprudente y, por eso, se embarca, a veces, en las empresas más peregrinas y peligrosas. Desgraciadamente, de esto último a menudo somos los mayores los culpables. ¿Qué educación damos a nuestros muchachos? Incluso los padres católicos se desentienden a menudo de la difícil pero inexcusable tarea de inculcar a sus hijos los principios básicos para su vida moral y espiritual. De otro lado, los jóvenes son muy sensibles al ejemplo de la coherencia con las propias convicciones y, por desgracia, en no pocas ocasiones no lo ven reflejado en la conducta de sus padres. No digo que sea éste su caso, por supuesto, pero puedo comprender a su hijo. El problema consiste en que el catolicismo no tiene una proyección efectiva en la sociedad actual, completamente secularizada, y esto parece que a los primeros que les tiene sin cuidado es a los propios católicos, lo que contrasta con la educación que su hijo ha recibido. Ahora bien, cuidado: el fascismo es, en efecto, anticristiano y reprobable, pero también lo es el liberalismo a ultranza y el marxismo en todas sus vertientes. No por prevenir a nuestros jóvenes contra lo primero debemos soslayar el peligro representado por las otras doctrinas. Explique a su hijo que lo importante no es seguir a un líder político sino los dictados de la propia conciencia y que ello puede acarrear a veces los más grandes sacrificios. La pertenencia a grupos o partidos políticos jamás puede implicar la renuncia a nuestros principios. Yo suelo recomendar a los jóvenes con inquietudes políticas que conozcan la vida de Santo Tomás Moro, ejemplo de católico consecuente, que supeditó la política a la moral. Hay de él varias biografías publicadas y una película excelente: "Un hombre para la eternidad".
04.10.97 Tengo 33 años y cuido de mi anciano padre desde hace mucho. Tengo novio y quisiera casarme, pero no quiero abandonar a mi padre. Además, mi novio no quiere contraer por la Iglesia y me dice que hasta que yo no tenga un buen trabajo no se casa. Creo que a este paso me quedaré soltera. Estoy muy angustiada.
¡Feliz su padre por la hija que tiene! Su novio conocía su situación familiar cuando empezó a salir con Vd. Si la quiere, debe hacerse cargo de la misma y ser condescendiente. Creo que si se hablan claramente las cosas y se organiza puede casarse sin tener que descuidar a su padre. Otra cosa son las exigencias de su novio, que me parecen un poco injustas. Para empezar, ya sabe que no está bien casarse sólo por lo civil. En segundo lugar, aunque comprendo que la situación actual imponga muchas veces la aportación económica de ambos cónyuges y que su novio quiera ser en esto previsor, no puede supeditarse un matrimonio al solo factor material. En fin, cabría preguntarse hasta qué punto está él dispuesto a sacrificarse por Vd. De todos modos, me parece que debería empezar a pensar un poco más en Vd. misma y ser por una vez la que ponga sus condiciones. Si su novio se aviene, muy bien; si no, paciencia: el mundo no se acaba y ya aparecerá quien sepa valorarla como se merece.
04.10.97 Me gustaría que me explicara bajo qué condiciones concede la Sacra Rota la nulidad matrimonial, pues veo con escándalo que la mayor parte de las veces se favorece a gente con poder y con dinero que aduce motivos realmente ridículos.
La Iglesia no considera que la nulidad de un matrimonio sea una gracia que se otorga; por eso, realmente, no debería hablarse de "conceder" la nulidad ni, por supuesto, de "favorecer" a nadie. Lo que el tribunal competente hace, dado el caso, es "pronunciar" la nulidad, es decir, declarar que un matrimonio no ha existido nunca, pues, de lo contrario, no habría poder humano que lo disolviese. No se da, pues, la creación de una nueva situación, sino la constatación de la situación verdadera: es lo que diferencia la anulación del divorcio. Por otra parte, el matrimonio goza del favor del Derecho y su existencia se presume siempre. Ello implica, para empezar, que nunca se inicia de oficio un trámite de nulidad, sino a instancia de las partes. Además, aunque -una vez verificadas las causales aducidas- se dé sentencia de nulidad, ésta nunca es firme, pudiéndose admitir nuevas pruebas a favor del vínculo, lo que significa que el proceso nunca pasa al estado de cosa juzgada. En cuanto a las causales de nulidad, éstas derivan de cualquiera de los impedimentos establecidos por el Derecho Canónico para contraer (inmadurez biológica, impotencia antecedente y perpetua, ligamen, disparidad de cultos, orden sagrado, voto, rapto, crimen, consanguinidad, afinidad, pública honestidad y parentesco legal), así como de los defectos que pueden presentarse al dar el consentimiento o tocantes a la forma de celebración. El juez eclesiástico lo que hace es verificar que alguna de estas causales se dé en la realidad respecto de un caso concreto. Como esto depende de una apreciación humana, se comprende que, a veces, se produzcan errores, lo cual no invalida los principios en los que se basa la doctrina matrimonial de la Iglesia. En fin, no es cierto que la Iglesia dé un trato preferencial a los poderosos y a los ricos. Por el contrario, hay un buen porcentaje de procesos de nulidad incoados por personas sin mayores recursos, para quienes aquéllos son absolutamente gratuitos. Lo que pasa es que se da mayor publicidad a los procesos de la gente famosa por el interés que suscitan en la opinión pública.
Soy lesbiana y me enamoré locamente de una amiga. Esta tenía novio y acabó casándose con él. Tiene un hijo, pero no es demasiado feliz en su matrimonio. No sé si hablarle claramente de lo que sigo sintiendo por ella u olvidarla. Aconséjeme.
Si Vd. pudiera deslindar la amistad de la atracción que siente por su amiga y dejar de lado este último aspecto, podría serle de gran ayuda. Siempre necesitamos a alguien de confianza que nos escuche en nuestros momentos difíciles. Pero estando tan involucrada sentimentalmente dudo mucho que pueda ser imparcial. Aprovechando la crisis por la que atraviesa el matrimonio de su amiga, ¿no querría Vd. llevar agua a su molino? Más vale que se mantenga al margen de esta situación, máxime habiendo un niño de por medio.
04.10.97 Quisiera que me dé su opinión acerca de las cartas conocidas como "cadenas de la suerte", de las cuales, cuando se reciben, debe hacerse un número determinado de copias para enviar a otras tantas personas so pena de mala suerte.
Ese tipo de cartas constituye lo que se llama vana observancia y, como tal, es una superstición. He recibido algunas y han ido a parar a su debido lugar: la papelera.
11.10.97 Me puse de novia con un chico y me casé con él a pesar que me gustaba otro (aunque éste no lo supo). Nadie me obligó, sino que me dejé llevar por las circunstancias y no me atreví a revelar mis verdaderos sentimientos. LLevo casada 20 años y tengo hijos, pero mi relación con mi marido es fría. No he podido dejar de pensar en la otra persona, hasta el punto de espiarla de lejos, y ello me hace sufrir. ¿Qué he de hacer?
Vd. misma admite que nadie la obligó a casarse con el que es hoy su esposo. Adquirió, pues, libremente un compromiso de lealtad que debe cumplir aunque le cueste. Lo suyo me parece un capricho que dura demasiado. A Vd. la obsesiona el pensamiento de "lo que pudo ser y no fue" y eso está perturbando no sólo su propia tranquilidad, sino también la armonía de su familia. Con su insensata actitud ha levantado un muro infranqueable entre los suyos y Vd. No me extraña la frialdad de su vida matrimonial. Ya no es una quinceañera irresponsable: ponga los pies en tierra y olvídese de "su amor imposible". Lo dejó escapar porque quiso y de ello no son culpables los demás y, menos que ninguno, su marido y sus hijos. En la vida unas veces se pierde y otras se gana. Si Vd. considera que perdió en el pasado, acepte su suerte y sepa apreciar lo que tiene en el presente. Tendrá que replantearse la relación con su marido y ser esta vez más honesta con él. Nunca es tarde para enmendar.
11.10.97 Tengo 18 años y soy homosexual. Quisiera saber si hay alguna forma posible de dejar de serlo, ya que caigo en profundas depresiones y no creo llegar a ser feliz nunca. Ayúdeme, por favor.
Deberíamos aprender a afrontar nuestras dificultades con serenidad y sin angustia. Las depresiones no ayudan a encontrar soluciones; en todo caso, agravan los problemas. En cuanto al suyo, veo que Vd. sobredimensiona la sexualidad hasta el punto de hacer depender de ella su felicidad: no caiga en el pernicioso pansexualismo que inficiona nuestra sociedad actual. Tenga en cuenta que Vd. es, ante todo, persona, y, en cuanto tal, un ser abierto a la espiritualidad, a la razón, a lo afectivo, a los valores intelectuales y morales y a la sensibilidad, además de a lo meramente físico e instintivo. Con esto no quiero decirle que hay que ignorar el influjo que en nosotros ejerce el apetito sexual, pero sí que podemos y debemos encauzarlo. El ser humano es como un domador sentado sobre un tigre de Bengala: si es diestro, consigue que la fiera le lleve adonde le mande; de lo contrario, ésta se desboca y es el desastre. No se sabe de cierto si el homosexual nace o se hace, como tampoco si existe una fórmula para dejar de serlo. Además, cada caso es un mundo. Lo importante es reconocer y aceptar la propia condición sin engañarse a uno mismo ni a los demás y, a partir de ahí, tener un comportamiento digno e intentar ser mejor. Y ojo: donde la naturaleza se muestra débil, la gracia lo puede todo.
¿Por qué la Iglesia dispensaba a los ricos de la obligación del ayuno y de la abstinencia si tomaban la bula y los, pobres -que no podían pagarla- tenían que aguantarse sin comer carne los días que, a lo mejor, podían comerla?
Hacer penitencia es necesario, no sólo como acto de la virtud de religión, por el cual nos mortificamos como reconocimiento de la suprema soberanía de Dios sobre nosotros, sino también como un saludable ejercicio de disciplina espiritual. Y esto es así no sólo en el Catolicismo, sino también fuera de él. La Iglesia fijó el modo de hacer penitencia en su cuarto precepto general: "ayunar y hacer abstinencia cuando lo manda la Santa Madre Iglesia". En España, por privilegio especial, existía la llamada "Bula de la Cruzada", la cual, constaba de varios "sumarios", entre ellos el de ayuno y abstinencia, que dispensaba de parte de esta obligación -no de toda- a cambio de una limosna. Los pobres no estaban obligados a tomar la Bula para gozar de los mismos privilegios que los que la tomaban, de modo que no es cierto que la Iglesia favoreciera a las clases pudientes. A efectos de la bula, eran tenidos por pobres todos los asalariados de cuyo trabajo dependieran ellos y sus familias, aunque poseyeran algunos bienes o no necesitaran de todo el salario para su sustento. En todo caso, la penitencia no es algo sólo externo, sino que debe ser, sobre todo, un sincero sentimiento interior. De nada sirve que uno se abstenga de carne los Viernes de Cuaresma si, gustándole más el pescado, se regala, por ejemplo, con una buena paella marinera. Eso sería cumplir con la letra de la ley, pero no con su espíritu y, como dice San Pablo, "la letra mata".
11.10.97 Padre, ¿por qué a las mujeres siempre se nos echa la culpa de todo? Hasta usted ha dicho que "una mujer consigue cuanto se propone", como si fuéramos seres sin escrúpulos puestos en este mundo para perdición de los hombres. ¿Por qué usted también comparte esta misoginia y se muestra machista?
No soy en absoluto machista ni feminista. En substancia varones y mujeres somos todos seres humanos, dotados de inteligencia y voluntad y llamados por igual a abrazar la Verdad y el Bien, que es la finalidad de nuestra existencia. Partiendo de esta noción somos iguales. Pero la igualdad no significa identidad. La distinción de dos géneros en la Humanidad, cada uno con sus elementos de diferenciación, parte de la propia Naturaleza, que hace, por ejemplo, que un hombre no pueda quedar encinta y dar a luz un niño. Pero ello no implica ni superioridad ni inferioridad de un sexo respecto del otro. En todo caso, hay una complementariedad, que se realiza en la vida matrimonial. Al decir que "una mujer consigue cuanto se propone" no he pretendido mostrarme machista, sino todo lo contrario. Quise hacer un elogio. Al parecer usted me ha malinterpretado. Simplemente me refería a que las mujeres, en general, suelen ser más constantes que los hombres cuando toman una resolución. Para bien o para mal, la voluntad de un hombre puede llegar a ser doblegada por una mujer inteligente; en cambio, es difícil que la voluntad de una mujer se pliegue a la de un hombre -por muy inteligente que éste sea- cuando está decidida a algo. La sabiduría popular lo ha plasmado en el conocido refrán: "Si una mujer te dice que te tires por un tajo, ruégale a Dios que sea bajo". La Historia, por su parte, nos da ejemplos: la Pompadour sometió hasta su muerte a Luis XV, pero ninguno de los amantes de Catalina de Rusia fue capaz de sojuzgar a esta indómita emperatriz. Por otra parte, mal podría ser yo misógino cuando, aparte de Dios, nada hay más sagrado en la Religión Católica que una mujer: la Virgen María.
¿Por qué es Vd. tan severo con los adivinos profesionales cuando la Iglesia admite la existencia de la profecía y en las vidas de muchos santos se lee que predijeron hechos futuros?
Nunca he negado la posibilidad de que alguien pueda ver el futuro y predecirlo, pero en todos los casos auténticos de profecía se trata siempre de una intuición súbita e inmediata, es decir, no buscada ni procurada por medios humanos y, mucho menos, para lucrarse.
18.10.97 ¿Cómo puedo disuadir a mi hermana de cometer la insensatez de casarse con un negro? Pienso que el mestizaje es un atentado contra la pureza de las razas, creadas distintas por Dios. Nos esforzamos en proteger la singularidad de las razas puras en los animales (caballos, etc.) mientras se criminaliza el quererlo hacer con nuestro propio patrimonio biológico.
Amiga: perdone pero la insensata no es su hermana sino Vd. No puede defenderse a estas alturas nociones tan caducas como la de la "pureza de la raza". El mismo concepto de raza está antropológicamente superado. Hoy, apenas hay razas humanas puras y allí donde todavía persisten están condenadas a la extinción, debilitadas por una indiscriminada endogamia (por ejemplo, los uros del lago Titicaca). Ni qué decir tiene que para un católico es inadmisible lo que Vd. defiende. Todos los seres humanos somos iguales por naturaleza. Todos hemos salido de las manos de Dios, tenemos alma y cuerpo, pecamos en Adán, fuimos redimidos por Jesucristo y hemos de salvarnos con los medios que la Iglesia pone a nuestro alcance. Dice San Pablo que "ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal. III, 28). Este es realmente el primer código dado contra la discriminación, dos mil años antes de la Declaración de los Derechos Humanos de la O.N.U. Por otra parte, me extraña que, siendo española, se exprese como lo hace. España fue la primera nación moderna que rompió con el mito de la pureza de raza. No sólo por ser el crisol donde se fundieron diversas razas y culturas, sino por haber impulsado el mestizaje en sus dominios de Ultramar, consciente de su misión espiritual. El encuentro de los dos mundos fue fecundo y enriquecedor -a pesar de los inevitables lunares- gracias a la actitud cristiana y verdaderamente humanista de España. Otra cosa sería que Vd. estuviera preocupada por el bien de su hermana debido a que, sociológicamente, la diversidad aún suscita reticencias y su matrimonio con su novio negro podría acarrearle dificultades en su entorno. La disparidad de culturas también podría ser un obstáculo, pero no insalvable. En ese caso Vd. tendría más bien que apoyarla. Lo único que debe preocuparle es que su futuro cuñado sea un hombre honrado y no aleje a su hermana de la religión católica. Y, por favor: no ponga a la Humanidad al nivel de los garañones.
18.10.97 Me gustaría saber qué opina sobre la muerte de Lady Di y si Carlos de Inglaterra lo tiene más fácil, ahora que ella ha muerto, para casarse con Camilla.
La muerte prematura y violenta de cualquier ser humano es lamentable. Comprendo que la de la Princesa de Gales haya impactado en la opinión pública dada su notoriedad. Es verdad que últimamente se había dedicado a promocionar buenas causas y debería ser recordada por ello, pero no exageremos transfigurándola en santa. Las circunstancias en que se produjo su deceso no fueron particularmente ejemplares: acompañada de su amante, después de una velada en el Ritz y en medio del torbellino de la publicidad que ella misma contribuyó a crear en su batalla contra su esposo. Confío en que Dios, en Su misericordia, le habrá dispensado su gracia en sus últimos momentos. En lo que se refiere al Príncipe de Gales, no creo que haya cambiado substancialmente su situación, dado que, aunque él ahora sea viudo, la Sra. Parker-Bowles sigue teniendo dos inconvenientes legales para convertirse en su segunda esposa (al menos si el hijo de la Reina Isabel quiere suceder a su augusta madre en el trono): es católica y divorciada, condiciones incompatibles hoy por hoy con las de una futura reina de Inglaterra.
11.10.97 Explíqueme por qué la madre Teresa era contraria al aborto, cuando ella misma contaba que recogía niños abandonados en los estercoleros. ¿No era mejor que no nacieran?
No diga barbaridades. Lo que Vd. sugiere equivale a decir que los niños de los pobres no tienen derecho a la vida. ¿Por qué no preocuparse mejor por que haya una auténtica justicia social? Si la riqueza del mundo estuviera mejor distribuida tenga por cierto que no habría niños abandonados en los estercoleros de la India. Pero es que, además, el aborto se practica mayormente en las sociedades más ricas, donde la pobreza no puede servir de pretexto para asesinar a una criatura en el seno materno. La Madre Teresa era perfectamente coherente con sus principios. Sabía que el aborto voluntario es siempre y sencillamente un crimen: en la India como en los Estados Unidos o aquí, pero no se contentaba sólo con condenarlo y actuaba para evitarlo en la medida de sus posibilidades. Así salvó a millares de inocentes de una muerte segura y ciertamente son ellos mismos los primeros que hoy bendicen su santa memoria.
18.10.97 Soy 34 años y soy soltero. Padezco una ligera discapacidad. Tengo un buen amigo, por el cual experimento una gran atracción. Su compañía me es indispensable y cuando no estoy con él me deprimo y desespero. El parece no darme importancia y, como no tengo otros amigos, su indiferencia me duele. ¿Qué puedo hacer?
Tiene Vd. una dependencia afectiva enfermiza respecto de su amigo y debe poner inmediatamente remedio. Ha de aprender a prescindir de él -como parece que hace con Vd.- y a relacionarse con otras personas. La amistad auténtica es recíproca y se da en pie de igualdad. Su posición en este caso no resulta nada airosa. Además, veo que el suyo es un sentimiento absorbente y exclusivo, que lo lleva a encerrarse en sí mismo al no ser correspondido. De ello no tiene la culpa su amigo. Tal vez se deba a que Vd. no tiene estimación de sí mismo y ello le hace una persona insegura, que necesita apoyarse constantemente en alguien que fue el primero que le demostró afecto y en quien ha proyectado sus ideales y frustraciones. Haga un esfuerzo por cultivarse a sí mismo como persona y abrir sus horizontes. Si ve que no puede solo no dude en acudir a un especialista, que le ayudará a superar sus complejos.
18.10.97 Me indigna cuando la Iglesia habla en contra del aborto, del divorcio o de cualquiera de los problemas de nuestra sociedad. ¿Qué sabe Ella de adolescentes embarazadas, niños no deseados que crecen en hogares donde se les maltrata, etc.? ¿Por qué se castiga a las madres solteras y se condena a las madres de familia numerosa a tener más hijos?
Habla como si la Iglesia fuera la culpable de esos problemas, cuando son, en realidad, consecuencia del olvido y el desprecio del orden moral cristiano. Si Vd. va camino de un precipicio y se lo indican, pero a pesar de ello sigue por la misma ruta y se despeña, ¿es, por ventura, culpa de quienes le advirtieron? No. Es culpa suya por no hacerles caso. La Iglesia tiene la obligación de predicar la Ley de Dios. Quien la desobedece debe asumir las consecuencias de sus acciones. Lo que no se puede es decir alegremente a la muchacha que ha quedado encinta que aborte, o al adúltero, que se divorcie y se vaya con otra. Eso es cubrir un pecado con otro mayor. Es como si, para acabar con una enfermedad, matáramos al enfermo porque cuesta menos que darle el tratamiento adecuado. En esta dinámica el abismo llama al abismo. Permítame decirle, además, que la Iglesia sabe -y mucho- de adolescentes embarazadas y niños no deseados, porque durante siglos fueron las casas religiosas los únicos refugios de unas y de otros. Cuando un ridículo puntillo de honor cerraba todas las puertas de la vida social a las muchachas que habían cometido un desliz, la Iglesia les tendía su mano compasiva. Y no tengo que decirle la legión de inocentes criaturas que debieron su vida a haber sido dejadas en los tornos de los conventos o las puertas de las parroquias, como el famoso enciclopedista D'Alembert, hijo ilegítimo de la marquesa de Tencin, abandonado en la Parroquia de Saint-Jean-le-Rond, donde fue criado y educado.
Hace tiempo que oigo una voz que me susurra estando sola y creo que se trata de mi hermana gemela, que murió. Le he pedido a Nuestro Señor que me permita comunicarme con ella, pues sería un gran consuelo y hasta me volvería más buena. Sáqueme de dudas. ¿Será ella?
El deseo de comunicarnos con nuestros seres queridos difuntos llega a veces a ser tan fuerte que puede provocar reflejos que nos parecen sensaciones muy reales (voces, imágenes, tactos...). No quisiera desengañarla, pero creo que es éste su caso. Los muertos no suelen volver del más allá. Hay que dejarlos descansar en paz y rezar por ellos, que es de lo que tienen más necesidad. Ahora es más útil Vd. a su hermana que no ella a Vd., ya que puede aplicar los méritos de sus buenas obras en sufragio de su alma. No debe Vd. buscar el
consuelo en una prueba tangible de la vida de ultratumba, sino en su fe, una fe madura que la lleve a ser más buena sin hacer "chantaje" a Nuestro Señor.
Mi hijo se cambia de piso y quisiera saber qué imagen poner en el nuevo, ya que en el que ha vivido hasta ahora le ha ido francamente mal.
Como premisa hay que dejar bien sentado que las imágenes religiosas no son talismanes que ahuyenten la "mala fortuna". Si su hijo desea colocar alguna en su nueva casa ha de ser por sincera devoción. Yo le recomendaría que haga bendecir la vivienda por algún sacerdote y entronice el Sagrado Corazón de Jesús, lo cual implica comprometerse a que en su hogar se viva cristianamente. Ello, además de ser una costumbre de tradicional raigambre en España, no dejará de reportarle gracias espirituales y materiales.
Una amiga y yo trabajamos juntas. Hace poco, otra compañera se enfadó con una de nosotras por una tontería y desde entonces se dedica a hacernos la vida imposible. Hagamos lo que hagamos nunca está contenta, ni siquiera cuando intentamos complacerla, y se dedica a denigrarnos ante los demás. No sabemos qué hacer.
Es indudable que, si no media provocación de parte de su amiga y Vd., la única explicación para la actitud de su compañera es la envidia, en cuyo caso lo mejor es intentar aclarar la situación hablando con ella francamente. Si no cambia de modo de obrar es mejor que le correspondan con la más absoluta indiferencia. El mejor desprecio es no hacer aprecio. Acabará cansándose.
18.10.97 Todas las noches sueño que mi novio me engaña con otra chica. Todo me parece tan real que me despierto sobresaltada. ¿No será una especie de advertencia?
Lo único que su sueño denota es que, en el fondo, Vd. no se fía de su novio y no se siente nada segura en su relación con él. Quizás no reconozca que existe este problema, pero está allí, proyectándose en su subconsciente. Debería plantearse su situación sentimental para averiguar la causa de sus recelos y desconfianza.
En un programa en el que aparecía Vd., el entrevistador le hizo una explícita pregunta sobre su vida íntima y Vd. salió por peteneras. ¿Por qué actuó así si se precia de ser tan sincero?
Una cosa es ser sincero y otra muy distinta ventilar intimidades, que no son de la incumbencia de nadie. Hay preguntas que simplemente no deben hacerse, pero ya se sabe que los entrevistadores son gente muy osada. La manera más elegante de responder a una pregunta inconveniente en el contexto de una entrevista es salirse por la tangente. De otro modo, contestaría con otra inconveniencia y eso lo dejo para los programas en los que las reglas de juego lo permiten.
11.10.97 Padre, ¿por qué a las mujeres siempre se nos echa la culpa de todo? Hasta usted ha dicho que "una mujer consigue cuanto se propone", como si fuéramos seres sin escrúpulos puestos en este mundo para perdición de los hombres. ¿Por qué usted también comparte esta misoginia y se muestra machista?
No soy en absoluto machista ni feminista. En substancia varones y mujeres somos todos seres humanos, dotados de inteligencia y voluntad y llamados por igual a abrazar la Verdad y el Bien, que es la finalidad de nuestra existencia. Partiendo de esta noción somos iguales. Pero la igualdad no significa identidad. La distinción de dos géneros en la Humanidad, cada uno con sus elementos de diferenciación, parte de la propia Naturaleza, que hace, por ejemplo, que un hombre no pueda quedar encinta y dar a luz un niño. Pero ello no implica ni superioridad ni inferioridad de un sexo respecto del otro. En todo caso, hay una complementariedad, que se realiza en la vida matrimonial. Al decir que "una mujer consigue cuanto se propone" no he pretendido mostrarme machista, sino todo lo contrario. Quise hacer un elogio. Al parecer usted me ha malinterpretado. Simplemente me refería a que las mujeres, en general, suelen ser más constantes que los hombres cuando toman una resolución. Para bien o para mal, la voluntad de un hombre puede llegar a ser doblegada por una mujer inteligente; en cambio, es difícil que la voluntad de una mujer se pliegue a la de un hombre -por muy inteligente que éste sea- cuando está decidida a algo. La sabiduría popular lo ha plasmado en el conocido refrán: "Si una mujer te dice que te tires por un tajo, ruégale a Dios que sea bajo". La Historia, por su parte, nos da ejemplos: la Pompadour sometió hasta su muerte a Luis XV, pero ninguno de los amantes de Catalina de Rusia fue capaz de sojuzgar a esta indómita emperatriz. Por otra parte, mal podría ser yo misógino cuando, aparte de Dios, nada hay más sagrado en la Religión Católica que una mujer: la Virgen María.
25.10.97 Soy católica, pero he dispuesto en mi testamento que me incineren por miedo a que me entierren viva. Alguien me ha dicho, sien embargo que las almas de los que se hacen cremar no tienen paz. ¿Es eso cierto?
La práctica cristiana ha sido siempre la de inhumar o enterrar un cadáver, como signo de la creencia en la resurrección de la carne y la vida eterna. De hecho, la palabra griega -"koimeterion"- que designa el cementerio significa precisamente "dormitorio", pues la muerte es para los cristianos un sueño transitorio, del que se despierta en la eternidad. San Pablo aporta el simbolismo de la semilla: el cuerpo se siembra corruptible para que germine inmortal (I Cor. XV, 42). En fin, el término "deposición", que se aplica a la sepultura de un cadáver, significa que éste es dejado en depósito a la tierra, que lo devolverá el día de la resurrección. En esta perspectiva, es claro que la cremación o reducción a cenizas de un cuerpo difunto, sin ser una cosa intrínsecamente mala, es, por lo menos, un anti-signo. Además, esta práctica, retomada del paganismo por los enemigos de la Religión, adquirió una connotación anticristiana, de negación de la doctrina católica sobre la muerte. Por eso, la Iglesia prohibió la incineración bajo severas penas, aunque ahora la permite, siempre y cuando no se la elija por razones contrarias a la doctrina cristiana. A mi entender, la cremación sólo debería ser admitida por motivos de higiene (en el caso de una gran mortandad, por el temor de una epidemia). El temor a ser enterrado vivo es irracional y no justifica la cremación en esta época, en la que la ciencia cuenta con los medios para verificar que la muerte de una persona ha tenido lugar realmente. En fin, desde un punto de vista meramente judicial, la incineración substraería a la Justicia pruebas valiosas para determinar la comisión de un crimen. En cuanto al alma, cuando ésta abandona el cuerpo, no le afecta ya en absoluto lo que con él se haga, pero la existencia de los camposantos recuerda a los vivos que han de re-zar por los difuntos. De todos modos, ya pueden los incrédulos hacerse cremar: poderoso es Dios, que sacó de la nada lo visi-ble y lo invisible, para reconstituir un cuerpo inmortal a partir de las más ínfimas partículas de ceniza, por muy dispersas que estén.
15.11.97 ¿Por qué se muestra Vd. tan contrario a los videntes y adivinadores? ¿No está la Biblia llena de profecías? ¿Niega que Dios pueda revelarnos el futuro? ¿No será que la Iglesia tiene miedo de perder el monopolio de lo esotérico?
El Catolicismo no es una religión "esotérica" -para iniciados- sino "exotérica", o sea accesible a todo el mundo; por lo tanto, la Iglesia no pretende ni ha pretendido nunca tener ningún monopolio sobre las prácticas de esoterismo, a las cuales persiguió a través, sobre todo, de la Santa Inquisición, que, si bien -como institución humana que era- cometió abusos y errores, también libró de fanáticos, charlatanes y estafadores a la sociedad. Si hubiera sido verdad que la Iglesia quería monopolizar dichas prácticas no hubiera procesado a clérigos, frailes y monjas pseudomísticos (como la famosa Sor Magdalena de la Cruz), con los que observó, en cambio, la mayor severidad, a pesar que sus imposturas hubieran sido muy rentables. Inclusive con los místicos genuinos la autoridad eclesiástica se ha mostrado tradicionalmente reticente (recuérdese el caso del Padre Pío y el de Teresa Neumann, por ejemplo). Ahora bien, nadie niega la posibilidad de que Dios revele el porvenir a determinadas personas y que, de hecho, haya sido así, como lo atestiguan la Biblia y las vidas de los Santos. Pero lo hace en circunstancias excepcionales, como medio extremo en orden al aprovechamiento espiritual y a la salvación eterna de sus hijos: es lo que se llama las gracias "gratis dadas", que concede a quien quiere y como quiere -sin atender el mérito del favorecido- para el bien de terceros y, por supuesto, no para el provecho material de todos esos agoreros -léase videntes y adivinadores-, que, si fueran auténticos, no se beneficiarían tan crematísticamente de su supuesto don. En el orden normal de cosas, Dios quiere que nos fiemos más bien de Su Providencia, ejercitando en todo momento la inseparable compañera de la Fe: la Esperanza, una y otra vivificadas por la Caridad. Ni siquiera ha querido que conozcamos "el día ni la hora" del momento más trascendental de la Historia de la Humanidad, que será el de la Segunda Venida de Cristo, porque quiere que vivamos siempre preparados.
25.10.97 Soy católico y ejerzo de farmacéutico. Conforme a las indicaciones del Papa, sé que no debería expender anticonceptivos ni preservativos, pero se me hace muy cuesta arriba vencer los respetos humanos. Por otra parte, me preocupa mi salvación. He pensado dejar mi trabajo y dedicarme a otra cosa. ¿Le parece una buena decisión?
Lo que pretende es eludir las responsabilidades de su estado particular. Ahora, imagínese que todos los farmacéuticos católicos hicieran lo mismo que Vd. ha pensado: ¿en manos de quiénes quedarían las farmacias? Y lo mismo dígase de las demás profesiones: abogados, jueces, políticos, médicos, etc. No se puede pretender nadar y guardar la ropa. No se puede ser católico en privado y, dejar de serlo en público como quien se quita el sombrero y la gabardina al entrar en un local. En cualquier campo en el que Vd. se desempeñe llegará el momento en el que tenga que tomar claramente partido de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales y ello con todas sus consecuencias. No podrá evadirse siempre. Los enemigos del Catolicismo no se avergüenzan ni se esconden para atacar la Ley de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. No me extraña que progresen cuando los católicos nos mostramos tan indolentes y pusilánimes. Recuerde la tremenda sentencia de Nuestro Señor: "Si alguien se avergonzare de mí delante de los hombres, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre". Sea valiente y no tenga reparos a la hora de rehusarse a expender anticonceptivos y preservativos. Puede poner en su farmacia un cartel bien visible en el que advierta al público que no encontrará en ella tales artículos.
01.11.97 Fui criada en una familia de buenos católicos y mi fe no desfalleció ni siquiera cuando hace un año murió mi marido. Pero cuando me pongo a considerar las atrocidades que ocurren en el mundo siento que ella disminuye porque no entiendo por qué Dios, si es tan bueno, permite tanto mal.
Querida señora: Vd. me plantea uno de los grandes problemas metafísicos, que es la existencia del mal. El mal físico y el mal moral. Verá: todo empezó en el Edén, cuando Dios creó a nuestros primeros padres a su imagen y semejanza, dotándoles de todas las perfecciones posibles, la mayor de ellas la libertad. Les puso un precepto, de cuyo cumplimiento no se seguirían sino más bienes para ellos. En cambio, Adán y Eva pecaron, lo que tuvo como consecuencia la entrada del mal en el mundo. Los griegos lo explicaban con el mito de Pandora, la de la caja, pero el sentido es idéntico: el ser humano, en abuso de su libertad, se procuró a sí mismo daño. Dios, sin embargo, no aniquiló la Humanidad, sino que le dio una nueva oportunidad, enseñándole a sacar provecho hasta de los males que ella misma se provocó. El mal es inevitable, pues lo quisimos así los hombres. Dios nos dio libertad y escogimos equivocadamente. Tenemos que atenernos a las consecuencias de nuestra mala elección. El mal físico es consecuencia del moral y éste es nuestra propia obra. Ahora me dirá, ¿por qué han de sufrir inocentes? ¿Qué culpa tienen, por ejemplo, niños sin uso de razón para nacer con graves taras o sufrir lo indecible por las guerras de sus mayores? Tienen la culpa original, que es nuestra común herencia. Se lo explicaré con un ejemplo. Si un padre de familia hace un mal negocio y cae en la ruina, su esposa y sus hijos sufrirán también las consecuencias. ¿Es culpa del Estado o de las Leyes? No. Es culpa de la mala gestión del hombre aquel. De modo análogo, toda la Humanidad es solidaria del primer pecado y padece sus consecuencias y no por culpa de Dios ni de su Santa Ley, sino de la rebelión de la criatura contra su Creador. Dios permite el mal por respeto a nuestra libertad, pero hace brillar su Sabiduría de tal modo que hasta del mal, con su gracia, podemos sacar algún bien.
Soy una mujer joven con dos niños. Tengo la separación de mi marido porque él es toxicómano y no quiere rehabilitarse, pero por pena lo tengo aún en casa. La verdad es que nos amarga la existencia y ya no aguanto más. Quiero que se vaya, pero tengo miedo que me tachen de egoísta. Estoy hecha un lío.
Su situación es ciertamente delicada. La consideración que debe prevalecer en su decisión de hacer efectiva la separación con su marido es la de que sus hijos están creciendo en un ambiente viciado, que puede acarrearles graves secuelas emocionales. Vd. sería egoísta si se negara a ayudar a su esposo a desengancharse, pero ya que es él quien no quiere salir del pozo moral en que está hundido, ni Vd. ni los niños tienen por qué ser arrastrados al mismo. El egoísta en este caso es él. Es natural que le dé pena, porque, al fin y al cabo, es el padre de sus hijos, pero no es un ejemplo para ellos, que no tienen por qué ser testigos de escenas desagradables. Esté tranquila en su decisión, pero tome sus precauciones y, sobre todo, ayude a su esposo si sinceramente emprende su rehabilitación.
25.10.97 En lo tiempos que corren, cuando se ha vuelto tan difícil ser bueno, ¿no es una grave responsabilidad traer al mundo un ser para que acabe siendo un desalmado y se condene? ¿No es mejor tener un solo hijo o mejor ninguno (dado que sobramos más de la mitad)? Así se evitarían guerras, hambre, pobreza...
Le respondo con el llamado "argumento Beethoven", contrario al que Vd. me expone: y si esa criatura que no se trae al mundo y a la que se le impide nacer hubiera llegado a ser un Beethoven, una Madre Teresa o un Luis Pasteur, ¿no estaríamos privando a la Humanidad de un gran artista o benefactor? Pero ni este razonamiento ni el suyo son católicos. La vida humana es sagrada y posee valor en sí misma por tener su principio y su fin en Dios y no en los hombres. Partiendo de aquí, todos los individuos humanos son seres igualmente valiosos. La mayor o menor perfección en sus operaciones, determinada por los dones y talentos naturales, el mérito moral o la gracia que Dios otorga a cada quien, no afecta para nada la esencial paridad entre todos. En cuanto a eso de que la mitad de la Humanidad sobra, está por verse. Europa, continente rico e industrializado, tiene mayor densidad de población que América del Sur, la cual, en cambio, es el doble de extensa. Sin embargo, la pobreza está en América del Sur y no en Europa. Luego, no es su causa el pretendido "exceso demográfico". Es más: en Europa empieza a verse con preocupación el bajísimo crecimiento poblacional, que acabará por hacer colapsar los sistemas solidarios de bienestar social. Por otra parte, ¿qué instancia humana decide sobre quién está de más en el mundo? Los nazis, los bolcheviques y los esterilizadores sistemáticos recientemente desenmascarados creían que eran ellos. ¿Sabe cómo se evitaría realmente las guerras, la pobreza y el hambre en el mundo? Con la conversión de los seres humanos y el cumplimiento de la Ley de Dios. No hay vuelta de hoja.
01.11.97 LLevo saliendo cuatro años con una chica, que perdió la virginidad a los 17 años y, más tarde, se acostó conmigo en nuestra primera cita. La quiero pero me da rabia cuando pienso en lo fácil que le ha resultado entregarse a los chicos. ¿Qué puedo hacer para no pensar en ello?
La virginidad, además de una condición física, es una actitud moral, que hace que uno canalice la sexualidad por los únicos cauces debidos: los del matrimonio. Desgraciadamente, hoy en día todo está en contra de ella: la coeducación o educación mixta, el permisivismo en las costumbres, el reduccionismo pansexualista de todas las relaciones y manifestaciones humanas, la agresión de la propaganda comercial plagada de insinuaciones e incitaciones claramente sexuales, etc. Su novia es víctima de una mala formación moral. No obstante, su consulta demuestra que, a pesar de todo, en el fondo la virginidad sigue importándole a la gente. De todos modos, no sea injusto con la chica: ella, a su vez, podría reprocharle a Vd. la misma ligereza de cascos de su primera cita. ¿O es que cree que la virginidad es sólo cosa de mujeres?
25.10.97 Soy un joven creyente, pero hay algunas cosas de la Religión Católica que no entiendo, por ejemplo, ¿por qué si siempre se ha enseñado que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza se acepta hoy la posibilidad de que descienda del mono?
El transformismo o doctrina que sostiene la evolución de unas especies en otras por la llamada "selección natural" sigue siendo una teoría que aún requiere demostración científica. Respecto de ella, todavía nos movemos en el terreno de la hipótesis. Hay, además, grandes lagunas que no han podido ser rellenadas. Dicho esto, aunque aceptáramos que el hombre desciende por evolución de algún ancestro no humano, nada se seguiría de ello contra la idea de la creación por Dios. Primero, porque El no dejaría de estar en el origen de todas las cosas. Si no fuera Creador inmediato de nuestro substrato material, lo sería mediato, como Creador de la materia preexistente. Dios, en este supuesto, seguiría siendo la Causa primera, sin la cual nada puede existir, aunque se hubiese servido de las causas segundas para formar al hombre. Segundo. La evolución sólo afectaría a la materia, pero no a nuestro principio espiritual. El alma es una substancia simple e inextensa y, como tal, no se puede formar por composición, sino por un acto creador que la haga pasar del no ser al ser. Dios, según esto, crea inmediatamente el alma racional, que es lo más específicamente humano. Ahora bien, nada hubiera impedido que en un determinado momento de la presunta evolución, Dios insuflara en alguna criatura perfeccionada este alma dándole así su imagen y semejanza, que reside en sus potencias propias: el entendimiento y la voluntad, base de la libertad.
01.11.97¿Qué puedo hacer para vencer mis miedos y complejos, para superar mis inseguridades? Estoy hecha un lío y me angustio con facilidad. Quisiera poder gustarme y quererme a mí misma como a los demás. No sé ni cuál es mi camino en la vida.
El mundo competitivo en el que estamos inmersos y que por todas partes nos martillea con sus eslóganes pone a veces el listón tan alto que es para desanimar a cualquiera. Conozco muchos casos de jóvenes que se abandonan a una mortal apatía o se entregan a la angustia porque no se creen capaces de dar la talla de los ídolos creados por la propaganda. De ahí vienen las anorexias y las bulimias, los fracasos escolares de chicos por otra parte inteligentes, la caída en las drogas, el alcoholismo juvenil, etc. Los valores reflejados por esos ídolos -que son falsos y tienen los pies de barro- embotan el alma y no me extraña que sean fuente de graves frustraciones. ¿Por qué pasa esto? Porque no se es consciente del auténtico sentido que tiene la existencia humana. Verá Vd.: todos nacemos, en cuanto seres humanos, con dos aptitudes, que son el entendimiento y la voluntad. Cada una tiene un objeto que le es propio; así, la Verdad lo es del entendimiento y el Bien lo es de la voluntad. La finalidad de nuestra existencia en este mundo, como dice Aristóteles, es realizarnos como tales seres humanos, mediante el ejercicio de esas dos aptitudes, es decir instruyéndonos en la Verdad y practicando el Bien. Ahora bien, cada uno lo hace según los talentos que tiene y de ahí la diversidad de caminos y vocaciones. Vd. tiene, pues, por el hecho de ser persona, todo un potencial que debe poner en acción. Sólo así hallará sentido a su vida. Por lo tanto, cultívese y esfuércese por ser mejor. En la medida en que lo haga aprenderá a gustarse y se querrá a sí misma, perdiendo sus complejos e inseguridades. Y no se compare con nadie: cada uno de nosotros es un mundo, original e irrepetible.
22.11.97 Si la Iglesia Católica dice que es la única verdadera, ¿cómo es que cae en la idolatría? Dios prohibió en la Biblia (Deut. V, 7-10) fabricar imágenes y ella fomenta su adoración. ¿Cómo me explica esta contradicción?
La Biblia hay que leerla correctamente: tiene su propia e interna coherencia. No debe apegarse uno a un versículo de modo absoluto, sino que debe poner en relación todos los que hablan de un mismo tema e interpretarlos a la luz de la Tradición y del Magisterio. De otro modo, la contradicción estaría no en la Iglesia, sino en la misma Escritura, pues por un lado, como Vd. dice, Dios aparece prohibiendo la confección de imágenes, pero, por otro, Él mismo ordena a Moisés que esculpa dos querubines de oro puro para poner sobre el propiciatorio del Arca de la Alianza (Ex. XXV, 18-20). ¿En qué quedamos? Lo que el Señor prohíbe no es hacer imágenes, sino hacerlas para adorarlas, es decir, para hacerlas objeto de culto divino, cosa que jamás ha hecho la Iglesia. A los católicos las imágenes nos sirven, sencillamente, como recordatorio de Dios, la Virgen y los Santos, a los que ellas representan y a quienes realmente dirigimos las muestras de respeto con que rodeamos aquéllas. Es como cuando besamos la foto de nuestra madre que llevamos en la cartera: nuestro cariño no es para el trozo de papel, sino para la persona que nos evoca y que en él está representada. Así pues, no cabe hablar de idolatría cuando veneramos las imágenes piadosas.
01.11.97¿Hay alguna disposición de la Santa Sede que establezca que un sacerdote que celebra la misa pueda prescindir de la casulla? Se lo pregunto porque he visto que muchos lo hacen.
Dice el canon 929 del Código de Derecho Canónico vigente: "Al celebrar y administrar la Eucaristía, los sacerdotes y los diáconos deben vestir los ornamentos sagrados prescritos por la rúbrica". En la rúbrica XIX, 1 del Misal Romano clásico, de uso legal en varios lugares, se establece que el celebrante revista siempre la casulla puesta sobre el alba. En la Ordenación General del Misal Romano promulgado por Pablo VI (el rito moderno), se establece: "La vestidura propia del sacerdote celebrante, en la misa y en otras acciones sagradas que directamente se relacionan con ella, es la casulla, mientras no se diga lo contrario, puesta sobre el alba y la estola" (n. 299). La única salvedad a esta disposición es la hecha en el n. 161 de la misma Ordenación, en el marco de la misa concelebrada: "si hay un justo motivo, por ejemplo, un gran número de concelebrantes o falta de ornamentos, los concelebrantes, a excepción siempre del celebrante principal, pueden suprimir la casulla, llevando sólamente la estola sobre el alba". Queda claro que el uso de la casulla no es optativo sino obligatorio para el sacerdote cuando celebra solo o es celebrante principal de una concelebración.
15.11.97 Hace más de seis años, murió mi hermano, de 27, a quien me sentía muy apegada. No he podido recuperarme de su pérdida. No comprendo por qué si Dios existe permite que surjan sentimientos tan profundos entre las personas para que después la muerte nos arrebata a nuestros seres más queridos.
Justamente uno de los argumentos que prueban la existencia de una vida ultraterrena y la inmortalidad del alma es precisamente que el ser humano concibe sentimientos “con vocación de eternidad”. No es absurdo que perdamos a nuestros seres queridos si consideramos que nuestra relación con ellos trasciende la misma muerte y va más allá de lo intramundano: continuaremos amándonos en Dios por toda la eternidad. Lo que pasa es que toda separación es dolorosa, máxime si, como en su caso, es prematura, pero a quienes tenemos la Fe nos queda la esperanza del reencuentro. Lo que sí resulta no sólo absurdo sino también desesperante es que lo más sublime y puro que albergamos en nosotros, como puede ser el amor fraternal de su hermano y Vd. termine sin más en una fosa. El solo pensamiento de no volver a ver nunca jamás a los nuestros es terrible. Pero eso es algo de lo que no tenemos que preocuparnos los cristianos, a quienes “aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad”. No comprenderemos nunca los secretos designios de Dios, porque sólo Él ve las cosas desde todas las perspectivas posibles. Por eso lo que es más conveniente a veces nos parece injusto. Sí sabemos, en cambio, que Su Providencia nos gobierna sabiamente y que “todo coopera al bien de los que le aman”. La mejor manera de demostrar su cariño hacia su hermano ahora es tenerle presente siempre en sus oraciones.
15.11.97 Confío mucho en la eficacia de la oración y siempre le pido al Señor que me envíe un buen chico para casarme, pues siento vocación matrimonial. He salido con pretendientes, pero ninguno era lo que yo espero. ¿Cree que seré finalmente escuchada?
Estimada señorita: es bueno confiar en Dios, por supuesto, pero, ¿cuál es el chico bueno que Vd. espera? Puedo equivocarme, pero me parece que lo que quiere es que le llueva del Cielo el hombre perfecto. El único problema es que, desgraciadamente, éste no existe. Sea un poco más realista. Todos tenemos nuestros aspectos menos halagüeños y nuestros defectos. Téngalo en cuenta, ya que puede suceder que crea haber encontrado a su “Príncipe Azul” y después resulte que es un sapo, al revés del cuento. Durante el noviazgo las personas suelen mostrar sólo su lado más amable y si encima se las idealiza, la decepción es después peor. No le digo que se case con el primer llegado, pero muéstrese accesible y tolerante. Lo más importante es que el hombre que comparta su vida tenga buenos y sólidos principios, aunque no sea un dechado de cualidades. Ciertamente si se lo pide a Nuestro Señor, El no la defraudará, pero dice: “ayúdate, que Yo te ayudaré”. De todos modos, le deseo lo mejor.
22.11.97 Tengo un hijo casado. Su esposa tira mucho hacia su familia y, al mismo tiempo, me humilla y me aleja de él y de mis nietos. A veces pienso que me gustaría desaparecer antes de sufrir el desamor de ellos. ¿Qué puedo hacer para que mi nuera me quiera un poco?
El parentesco suegra-nuera plantea, por lo común, una relación difícil, ya que se considera que en una casa ha de haber sólo una señora, que es la que manda y ninguna mujer está dispuesta a que una “extraña” se inmiscuya en sus asuntos. Una madre y su hija pueden tirarse los trastos a la cabeza y no pasa nada porque todo queda en familia, pero la menor insignificancia entre una suegra y su nuera es capaz de crear resentimientos duraderos. En el fondo, se trata muchas veces de una cuestión de celos. Se compite absurdamente por la preferencia del varón implicado, como si el amor filial y el conyugal estuvieran en un mismo plano y fueran necesariamente contradictorios. Es cierto que hay muchas suegras entrometidas y muchas nueras dominantes. Pero aquí juega la pericia del hijo y esposo, que debe saber capear los temporales e imponer la cordura a ambas partes en conflicto. Es su hijo el que tendría que hacerla respetar por su esposa, porque, al fin y al cabo, es Vd. su madre. Pero, al mismo tiempo, tenga en cuenta que ahora la primera mujer en la vida de él es su esposa y que ella, a su vez, es la madre de sus nietos. Evite, en todo caso, cualquier situación que pueda servir de pretexto para enfrentarse con su nuera, lo que no significa que tenga que aguantar agravios. Y no sea tan dramática, mujer: ni los suyos dejarán de quererla ni tiene Vd. por qué desaparecer.
15.11.97 He leído en el nº 1327 de “Pronto” su respuesta acerca de la postura de la Madre Teresa contra el aborto. Me parece entender que Vd. condiciona los nacimientos a una mejor repartición de la riqueza del mundo. ¿No está justificando en el fondo el aborto?
¡De ninguna manera! Lea bien toda la respuesta: es un apoyo incondicional a la postura de la Madre Teresa, que no es sino la de la Iglesia. El aborto libremente procurado es siempre un crimen horrendo, que clama venganza al Cielo como homicidio voluntario que es. Era justo mi comunicante quien preguntaba si no era mejor evitar que nacieran unos niños destinados a ser tirados a los estercoleros. Y yo le respondía que la solución a este drama no es el aborto, sino una más justa distribución de la riqueza. El nacimiento de un ser humano no puede condicionarse: desde el momento de su concepción tiene el derecho de venir al mundo, tanto si ha de ser el heredero de un potentado, que tendrá la vida arreglada, como el enésimo retoño del más mísero de los mortales, aunque sus perspectivas sean las peores. Lo que pasa es se gasta mucho menos dinero en promover programas antinatalistas que en ayudar al desarrollo de los países pobres. En esta perspectiva matar es mucho más fácil y rentable.
15.11.97 Hace algún tiempo Vd. aconsejó la lectura de “El Criterio” de Jaime Balmes. Compré el libro y debo decir que me gusta muchísimo. ¿Qué otro libro tan provechoso como ése podría leer?
Nunca me he cansado de recomendar “El Criterio” por ser una obra estupenda para educar la inteligencia. A esta facultad de nuestro espíritu se le saca, hoy por hoy, poco provecho porque no se la sabe ejercitar. Las sencillas reglas de Mosén Balmes nos enseñan, en cambio, a subsanar tal deficiencia. Pero también es necesario formar convenientemente la voluntad. A este efecto, considero muy valiosos dos libros: “El gobierno de sí mismo” del P. Eymieu, S.J. y “El joven de carácter” de Mons. Tihámer Toth. Estos habrá, sin embargo, que buscarlos en alguna biblioteca o librería de lance, pues no me consta que haya de ellos ediciones recientes, pero vale la pena el esfuerzo.
22.11.97 Me enamoré locamente, nada más verle, de un muchacho varios años mayor que yo, que trabaja temporalmente al lado de mi casa. Me paso el día entero llorando ante la perspectiva de no volverlo a ver porque presiento que es alguien maravilloso. Creo que él siente algo por mí, pero últimamente lo noto esquivo y como disgustado cuando pasa por mi lado. No le he declarado mi amor y no sé qué hacer.
Le respondo con las palabras que dijo Fray Lorenzo a Romeo: “Esos transportes violentos tienen un fin igualmente violento (...) La miel más dulce empalaga por su mismo excesivo dulzor, y, al gustarla, embota el paladar. Ama, pues, con mesura, que así se conduce el verdadero amor”. Vd. cree estar enamorada de un hombre al que ni siquiera conoce. ¿Cómo puede decir que es maravilloso si apenas ha cruzado unas cuantas miradas equívocas con él? Para saber cómo es una persona tiene que tener roce y trato con ella. De lo contrario, se expone a dar golpes de ciego. Si Vd. le interesase mínimamente a ese muchacho, ¿no cree que a estas alturas se lo habría hecho saber? En cambio, por su actitud esquiva y desdeñosa hacia Vd. veo más bien que le da a entender lo contrario. Su amor vehemente la aturde al mismo tiempo que a él le causa fastidio. Desista de esa pasión infructuosa, que le está haciendo desperdiciar su tiempo y sus oportunidades.
22.11.97 El verano pasado estuve en el Africa y decidí adoptar un niño huérfano que vivía en la misión católica. Después de salvar todos los obstáculos, no me lo dejan traer por faltar un documento. La pobre criatura se ha quedado allí con un futuro incierto por delante y yo aquí muriéndome de pena. ¿Es esto justo?
Desde luego es triste que los trámites burocráticos, a veces, en vez de facilitar las cosas las compliquen. En lo que a la adopción de niños se refiere, esto adquiere tintes dramáticos por las implicaciones afectivas que inevitablemente se presentan. Sin embargo, debe comprender que no se trata de un capricho de la Administración o de que la tienen tomada con Vd. o con el niño: existen unas normativas para todos, cuyo objeto es garantizar en lo posible que la criatura adoptada tenga una familia como Dios manda. Si la adopción fuera cosa fácil habría el peligro de que personas desaprensivas o simplemente irresponsables se quedaran con criaturas, a las que harían desdichadas. El remedio, entonces, sería peor que la enfermedad. En verdad, tendría que estudiarse cada caso y aplicarse la solución adaptada a él sin tantas complicaciones. Tenga paciencia y no ceje en su empeño. El que persevera alcanza.
15.11.97 Mi esposo no mantiene relaciones íntimas conmigo por impedírselo una enfermedad que padece. Yo recurro a la masturbación y pienso que, al no hacer daño a nadie, no hago nada malo. ¿Qué opina Vd.?
Hay cosas que son malas intrínsecamente, por sí mismas y no por el hecho que de ellas se siga perjuicio para otros. La masturbación entra en esta categoría. Hoy se suele disfrazar su malicia empleando el eufemismo técnico de “autoerotismo” y diciendo que se trata de un estadio normal en el desarrollo de la sexualidad humana. Contra el vicio solitario hay dos objeciones básicas. Primera: atenta contra el curso natural de las cosas, ya que, de suyo, la dimensión sexual del ser humano está ordenada a la procreación, si no actualmente, al menos de modo potencial. Es claro que la práctica de la masturbación se cierra a la posibilidad de la vida. Segunda: atenta contra el amor, una de cuyos caracteres esenciales es la alteridad o sea la apertura al otro. El que se masturba se cierra en sí mismo. Así pues, lo que Vd. debe hacer es asumir su parte de sacrificio en su matrimonio. No todo en él puede ser placer físico, pero el placer moral de cumplir con el propio deber la compensará.
¿Qué sentido tiene la existencia de la aristocracia en pleno siglo XX, cuando se han afirmado los Derechos Humanos, que consagran la igualdad de todos los hombres, y cómo es que el Papa concede títulos nopbiliarios?
En primer lugar, no existe, propiamente hablando, ninguna aristocracia en la actualidad. No hay que confundir: no es lo mismo nobleza que aristocracia. Esta es, de acuerdo con la tripartición clásica consagrada por Montesquieu, una forma de gobierno: el de unos pocos, que son los "aristoi", es decir los mejores. La nobleza, en cambio, es un estamento que nació del reconocimiento social de algunos que se distinguieron por sus virtudes guerreras y se constituyeron en protectores natos de los más desprotegidos. En todas las civilizaciones ha habido nobles, llámense "optimates", "magnates", "patricios", etc. Fue la Revolución Francesa la que introdujo la confusión al llamar despectivamente "aristócratas" a los nobles, siendo así que en la Francia del Antiguo Régimen éstos no gobernaban y había, en cambio, una monarquía fuerte. En segundo lugar, al irse suavizando y refinando las costumbres, la nobleza adquirió otras funciones, como la de ejemplaridad moral y la de mecenatismo o protección de las Letras, las Artes y las Ciencias. Según mi parecer, son estas cosas las que justifican, aun hoy, en un siglo zafio, la existencia de unas élites privilegiadas, que nos recuerdan los valores tradicionales de los que son poratestandarte. El mejor ejemplo de lo que debe ser el estamento nobiliario lo constituyen actualmente los Caballeros de la Orden de Malta, que encarnan dignamente las antiguas virtudes y cuya cuya labor de beneficiencia en favor de los más necesitados es reconocida mundialmente. Lamentablemente, este ejemplo no es universal y muchos nobles se han convertido simplemente en plutócratas sin moral ni sentimientos, cuando no en logreros sin escrúpulos. En tercer lugar, la igualdad consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos es la igualdad de naturaleza, la cual es compatible con desigualdades accidentales y funcionales. Por último, si el Papa concede títulos nobiliarios es justamente para que los favorecidos sean ejemplos eminentes para la sociedad.
Soy una señora mayor, vivo sola y hasta hace pococ disfrutaba de la compañía de una perrita, que se murió, dejándome muy apenada. Me han dicho que los animales no tienen alma y que, por lo tanto, no van al cielo. Me cuesta creer y me desconsolaría que esos seres, que, a veces, demuestran tener más sensibilidad que las personas, sean sólo unos autómatas.
Renato Descartes (1596-1650), en efecto, sostenía que los animales eran simples autómatas diseñados para responder a estímulos y nada más. Afortunadamente los experimentos del Premio Noble Konrad Lorenz, demostraron hace ya tiempo que hay en ellos algo más que un simple mecanismo. Los animales tienen también un principio vital y operativo que puede llamarse "alma" por analogía con la humana, aunque no es de la misma naturaleza. El alma animal es vegetativa, sensitiva e indistinta, a diferencia de la del hombre que, además, es racional. El Papa Juan Pablo II, hace pocos años, afirmó en una catequesis la existencia de alma en los animales. Ahora bien, ¿esta alma es inmortal?. Los teólogos suelen vincular la espiritualidad e inmortalidad del alma a la moralidad, es decir, a la capacidad de discernir el bien y el mal y de elegir uno u otro, lo que es propio sólo del hombre. Sin embargo, hay quienes sostienen que el alma de los animales es también de naturaleza espiritual. Si efectivamente lo es, entonces es también inmortal, aunque no se puede decir que vayan al cielo o al infierno, lugares destinados a la retribución eterna de las acciones humanas. El P. Alcañiz, teólogo jesuita de este siglo, afirmaba que Dios permitiría la entrada en el cielo de los animales, para mayor gloria suya y mayor goce accidental de los bienaventurados. Esto, sin embargo, es sólo una opinión, a la que Vd. puede dar crédito si le sirve de consuelo.
He leído sobre el fin del mundo y los cataclismos apocalípticos que entonces tendrán lugar. Muchos creyentes se ríen de ello, pero su ignorancia los disculpa. Lo que no comprendo es por qué a algunos sacerdotes no les gusta tratar sobre el tema.
Supongo que porque piensan que "a cada día le basta su afán" y que es mejor comportarse como buen cristiano para estar simepre preparado, sin angustiarser por el día y la hora de la Parusía, cuyo tiempo "hasta los ángeles ignoran". En cierta ocasión preguntarona San Luis Gonzaga y a sus condiscípulos que harían, si jugando en el patio del colegio, se anunciaba el fin del mundo como inminente. Unos respondieron que irían inmediatamente a confesarse.; otros, que acudirían a la iglesia a implorar misericordia; San Luis dijo muy tranquilamente que él seguiría jugando. Y es que una conciencia limpia no tine que temer el juicio de Dios. No obstante, esos creyentes que se burlan del fin del mundo son necios, pues hasta la Ciencia afirma que todos los astros del Universo -y entre ellos la Tierra y todo el sistema planetario solar- tiene, por así decirlo, una fecha de caducidad. Según las previsiones, el Sol, al acabarse su suministro central de hidrógeno, se expandirá, convirtiéndose en una estrella supergigante roja, que tragará los planetas que giran a su alrededor y acabará estallando en forma de supernova, cuyo núcleo se colapsará en tan sólo un segundo. O sea que, tarde o temprano, habrá un fin del mundo. Que Dios aproveche el curso natural de las cosas o que intervenga tancontundentemente que se produzca una palingenesia o nueva creación es cosa que no podemos saber, pero que la humanidad entera, tomada como colectividad, tendrá, al igual que los individuos, sus novísimos o postrimerías (muerte, juicio, infierno y gloria) en medio de grandes convulsiones cósmicas no puede negarse: está anunciado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es decir, en toda la Sagrada escritura y lo corrobora la Tradición, especilamente , la Patrística. No se deben despreciar las profecías, pero tampoco se debe uno obsesionar con ellas y tomarlas en un sentido que no tienen, por el peligro de caer en el milenarismo craso. Alguna secta protestante, llevada por una mala interpretación de los textos sagrados, ha anunciado el fin del mundo para determinada fecha y ha tenido que ir cambiándola ante el término del plazo sin que nada sucediera. Ello sólo contribuye a suscitar la irrisión sobre algo, por otra parte, muy serio.
De pequeño creía en Dios, pero ahora cada vez menos, cuando veo al cura que no se priva de placeres como tomarse sus copas de vino, jugar al dominó y cosas menos inocentes (como ir al prostíbulo). ¿Está bien eso? ¿Por qué tener fé si no demuestra que la tiene el que la predica?.
Primero. Vd. hace muy mal supeditando su fé a la conducta moral de los sacerdotes. El que los haya indignos no significa que la Religión sea cosa mala. Hay malos jueces y abogados y no por eso la Justicia es mala. Hay malos médicos, pero la Medicina es buena y beneficiosa para el Hombre. La inconsecuencia entre lo que se profesa y lo que se predica es muy antigua. Ya Ovidio, hace dos mil años, en sus "Metamorfosis" ponía en boca de Medea estas palabrtas: "Video meliora proboque deteriora sequor" (veo el bien y lo pruebo, pero hago el mal). Con ello quería decir que la recta inteligencia del ser humano le muestra el camino de su deber y de la verdad, pero su naturaleza débil y el deslumbramiento que produce el placer desordenado, le lleva en dirección contraria. Los sacerdotes, a pesar de nuestra condición, no dejamos de ser hombre sujetos a las pasiones y tentaciones. La ordenación no nos garantiza la impecabilidad y sí agrava nuestra responsabilidad ante Dios por los malos ejemplos. Segundo. Siempre nos estamos fijando en los casos de sacerdotes indignos ¿Por qué no fijarse para variar en los abnegados, que los hay también?. Piense en la legión de los que ayudan a los pobres y desvalidos, los que sostiene las misiones aun a costa de su propia vida, los que hacen penitencia en los monasterios, etc. Tercero. No veo que hay de malo en que el cura al que Vd. se refiere beba vino o juegue al dominó si se trata sólo de eso, ni comprendo que eso haga tambalear su fé. Otra cosa es que se embriagara o descuidara su ministerio por el juego. Lo último sí que es grave, pero debe llenarnos de compasión por el descarrío de aquella alma, doblemente grave: como cristiano y como sacerdote.
06.12.97 Tengo 65 años y hace poco volví a ver al hijo de unas personas buenísimas del barrio donde yo vivía con mi familia y que se hizo sacerdote y tendrá poco más o menos mi edad. Fue tanta mi emoción que le besé en las mejillas. Ahora pienso, ¿hice mal? ¿Cómo se ha de saludar a un sacerdote?
Antiguamente, se besaba a los sacerdotes en la mano por considerar que sus manos habían sido ungidas para tocar las cosas sagradas, en particular las especies eucarísticas y por ello eran acreedoras de la veneración de los fieles. Ese gesto era al mismo tiempo una manifestación de fe católica y una muestra de respeto hacia un “hombre de Dios”. Por desgracia, tan piadosa costumbre va desapareciendo, lo que no ha de achacarse tanto a los fieles cuanto a los propios sacerdotes, que han contribuido a que se difumine su identificación en tanto personas consagradas. Hoy lo habitual y lo correcto, a falta del saludo tradicional, es estrechar la mano, a menos que haya una especial relación de parentesco o amistad que justifique una mayor efusión. Sin embargo, no seamos puritanos. Su reacción al saludar a su antiguo conocido fue algo sincero y espontáneo, en lo cual no hay por qué ver malicia alguna.
06.12.97 Soy una chica joven y estoy casada. Mi marido me ha dado motivos para estar celosa, pero no me atrevo a tomar decisiones porque soy muy insegura. Me da miedo todo: desde trabar amistades hasta empezar un trabajo nuevo? ¿Me puede recomendar algún libro que me sirva de ayuda?
Por mucho que lea sobre cómo vencer sus inseguridades, si no da los pasos necesarios, no resolverá nada. Vd. tiene que actuar y empezar a enfrentarse a las personas, las cosas y las situaciones de un modo adulto. El problema tal vez reside en el poco aprecio que se tiene a sí misma: eso es lo primero que hay que resolver. Debe comenzar a explotar positivamente su potencial personal y dejarse de lamentaciones. Convénzase de que vale y de que tiene cosas que aportar. Los demás no pueden adivinarlo si Vd. no lo pone de manifiesto y ya es hora de que lo haga. El primer paso le costará, pero, una vez dado, verá cómo el camino se hace más llano y acaba adquiriendo esa seguridad en sí misma que le falta.
06.12.97 Soy madre de familia y vivo para ella. Mi problema es me apenan mucho las necesidades y sufrimientos del prójimo hasta el punto de quitarme el sueño y hasta las ganas de comer. Pudiendo, he dado dinero en más de una ocasión. Lo malo es que, cuando en una época mala necesité de apoyo, todo fueron bonitas palabras sin ningún resultado tangible. Aun así, no he aprendido. ¿Soy tonta?
Querida señora: Vd. no es tonta, sino un alma sensible y la felicito por ello, pero debe reconocer que no está en su mano resolver los problemas del mundo, por lo cual es inútil agobiarse hasta perder el sueño y el apetito. Además, su deber primordial es para con su familia, que es esa sociedad de la que Vd. sí tiene el control. La caridad bien entendida empieza por casa. Sólo después puede dedicarse a ayudar a los demás, siempre dentro de sus disponibilidades. Lo que haga por el prójimo le será ciertamente recompensado por Dios y aquí no debe mirar si es o no correspondida por los demás con la misma actitud. Lamentablemente, el egoísmo y la ingratitud son cosas muy humanas y debemos esperárnoslos como respuesta a nuestras buenas acciones. Lo que importa es la propia satisfacción de obrar conforme a nuestra conciencia cristiana. Bien dice el refrán: haz bien y no mires a quién.
13.12.97 He leído y escuchado en debates que los Evangelios están manipulados y son, por lo tanto, falsos. Si esto fuera así, ¿no sería terrible para la Religión, que está basada en ellos? ¿Cuál es su opinión?
La Religión Católica está basada en la Tradición y en las Sagradas Escrituras. Los escritos del Nuevo Testamento y, por lo tanto, los cuatro Evangelios, han sido recibidos en la Iglesia por la Tradición, gracias a la cual sabemos que se trata de libros divinamente inspirados y canónicos, así como auténticos. La palabra “auténtico”, no obstante, ha de ser tomada sólo en su sentido jurídico. Los Evangelios son auténticos porque son fidedignos, verdaderos y dotados de autoridad. Otra cosa es la cuestión de si los textos, tales cuales han llegado a nosotros, concuerdan absoluta y exactamente con los originales. Dado que la Iglesia, sucesivamente, ha ordenado revisar las distintas ediciones de los libros sagrados, se supone que tan estricta concordancia no se ha dado. Puede haber diferencias de matiz en algún giro lingüístico, pero decir que se ha manipulado la Sagrada Escritura hasta el punto de falsearla denota una gran ignorancia y, por supuesto, debe probarse, lo que hasta el presente no ha ocurrido, por mucho que se vistan de sabios doctores ciertos advenedizos improvisadores y oportunistas, que no hacen sino repetir los viejos prejuicios contra el Catolicismo sin aportar demostraciones. De los libros de la Biblia y, especialmente, de los Evangelios nos quedan muchos más códices y copias manuscritas que los de cualquier autor clásico de la Antigüedad. Sin embargo, no ponemos en duda que en los poemas homéricos, en “Edipo Rey” o en “La Eneida” está escrito lo que quiso transmitirnos Homero, Sófocles o Virgilio.
06.12.97 Estoy enamorada del novio de mi mejor amiga. Yo no le soy a él indiferente, pues ha tonteado conmigo y me mira de modo significativo. He intentado hablar con él, pero no hemos podido estar a solas. Cuando estoy con ambos me siento muy mal. ¿Qué debo hacer?
Tenemos la especialidad los seres humanos de poner nuestros ojos y nuestro corazón en lo que no nos conviene, habiendo muchas más opciones. ¿Tan pocos chicos conocía Vd. que ha ido a enamorarse precisamente de quien no debía por lealtad a su amiga? En fin, ya que las cosas están así, no veo otra salida que aclarar la situación con ese chico. Si él quiere de verdad a su amiga, debe Vd. quitarse de en medio. Si no la quiere y sus miradas y jueguitos con Vd. significan lo que Vd. sospechaba, le recomendaría que se aleje de él, pues ello demostraría que ha estado divirtiéndose a costa de las dos.
13.12.97¿Qué piensa Vd. sobre la donación de órganos? ¿Cómo se realizará la resurrección de la carne si mucha gente vive con órganos que no son los suyos?
La donación de órganos, tanto si tiene efecto en vida como “post mortem”, cuya utilidad se ha puesto de manifiesto gracias a los avances de la ciencia médica, es un acto de caridad, que la Iglesia no puede por menos de encomiar. Lo que los fieles deben tener en cuenta al formular su voluntad de donación es que no lo hacen por desprecio al cuerpo material, al cual desde siempre la Religión ha rodeado de cuidados y ceremonias después de la muerte, como compañero del alma. Incluso en el caso de accidentes, en los que algún miembro importante del cuerpo resulta seccionado e inutilizado sin que se produzca la muerte de la persona, la Iglesia ha previsto la inhumación de aquél. Por otra parte, la donación de órganos es y debe seguir siendo un acto voluntario para ser meritorio y no puede ser exigido por ley, como aconteció hace algunos años en el Perú. En cuanto a la resurrección de la carne, no veo qué problema puede plantear el hecho de que hay gente que haya vivido y muerto con órganos provenientes de otras personas o hasta de animales. La reconstitución de los cuerpos a partir de un substrato material propio de cada persona no hay que entenderla de modo matemáticamente cuantificable ni en su crasa literalidad. Baste saber que cada ser humano resucitará con su propio cuerpo glorificado, en el que las funciones que cumplían los distintos órganos en vida mortal no se darán.
13.12.97 Estoy enamorada de un chico a quien apenas conozco. Él se ha marchado a otra ciudad por trabajo y yo me he quedado con las ganas de ser su novia. Me han aconsejado escribirle manifestándole mis sentimientos, pero creo que iría contra mi orgullo. ¿Qué piensa de esto?
Que sea realista. Vd. misma dice que apenas conoce a ese muchacho. Como no se ama lo que no se conoce, pienso que lo suyo es un capricho. Si viviendo en la misma ciudad no logró concretar nada, imagínese lo que será ahora que hay tierra de por medio. Las cosas, por otra parte, se resuelven hablándolas cara a cara y no por carta, sobre todo si son trascendentales. Si no lo hizo antes, lo único que conseguiría escribiéndole a ese chico ahora es confundirlo a él y meterse Vd. en un berenjenal. Yo no me complicaría la vida.
Nuestro colaborador el Padre Apeles termina hoy la sección en la que durante seis meses ha absuelto las consultas de nuestros amables lectores. Hemos querido hacer con él un balance de todo lo publicado bajo su rúbrica, para lo cual nos ha concedido la entrevista que a continuación pubicamos.
PRONTO: Padre Apeles, ¿qué le ha parecido tener su propia sección en nuestra revista?
PADRE APELES: Dado que "Pronto" tiene una gran difusión, ha constituido para mí una magnífica oportunidad para llegar al público y hablarle con claridad de sus problemas e inquietudes.
PRONTO: ¿No cree haber sido, a veces, demasiado contundente en sus respuestas?
PADRE APELES: Puede ser, pero la gente quiere que se le hable sin vaguedad ni subterfugios. Cuando alguien se dirige a un consultorio preguntando algo, es lógicamente porque quiere que se le dé una respuesta neta: sí, sí, no, no, esto es o no es así. No se le puede dejar en la incertidumbre.
PRONTO: ¿Quiere ello decir que tiene Vd. respuestas para todo?
PADRE APELES: No es eso. El ser humano es muy complejo y no hay nadie que domine todos los campos en el que éste se desenvuelve. Evidentemente, hay cuestiones en las que no soy especialista y para las que no tengo una respuesta, pero, gracias a mi formación humanística, que me da una visión bastante amplia de las cosas, estoy en condiciones de dar al menos una orientación basada en el sentido común. Por otra parte, en lo que atañe al Dogma y a la Moral de la Iglesia, no sigo sino el criterio de Esta, que, en las cuestiones fundamentales sí tiene todas las respuestas.
PRONTO: "Con la Iglesia hemos topado..." ¿No le parece que su sección ha tenido tintes demasiado confesionales?
PADRE APELES: Es que yo soy sacerdote católico y no puedo desentenderme de mis convicciones ni de mi condición. ¿Qué se esperaba de mí? ¿Acaso que le diga a una chica que se ha quedado embarazada sin desearlo y que no sabe qué hacer que aborte? Si en lugar de ser lo que soy hubiera sido un ateo y hubiera tenido el consultorio, nadie me hubiera reprochado que contestara de acuerdo con mi ideología y, sin embargo, eso sería también una forma de confesionalidad, una confesionalidad atea. Por otra parte, si lo que se sugiere es que he tratado temas eclesiásticos, debo decir que no he hecho sino contestar a lo que la misma gente me ha escrito. La Religión es un asunto que sigue interesando y no seré yo quien lo postergue.
PRONTO: ¿De qué temas ha tratado?
PADRE APELES: Podría responder con las palabras del gran humanista Pico della Mirandola: "De omni re scibili", de todo lo que puede ser objeto de conocimiento, pero no quiero ser pretencioso. Aunque la verdad es que se me ha consultado acerca de lo más variopinto que uno pueda imaginarse.
PRONTO: ¿De qué se interesa más la gente?
PADRE APELES: Sin duda, de las cuestiones relacionadas con la Moral. Aproximadamente una cuarta parte de las consultas llegadas a mi sección se referían a ella. Hay una gran sed de saber lo que está bien y lo que está mal, lo cual es comprensible en una época de relativismo y permisivismo en la que parece que todo vale. Sin embargo, en el fondo, la gente no se siente satisfecha de esta situación, lo cual me reconforta porque compruebo que aún no se ha perdido del todo el sentido de las cosas.
PRONTO: ¿De qué otras cosas le han consultado?
PADRE APELES: Por orden de importancia, sobre problemas familiares, situaciones humanas, problemas sentimentales y de relación, asuntos doctrinales, canónicos y de disciplina, temas filosóficos y psicológicos, supersticiones, cuestiones de forma y protocolo. También me han pedido que recomiende algún libro.
PRONTO: ¿No le han formulado preguntas personales?
PADRE APELES: Sí, unas pocas. Las he contestado en la medida en que merecían una respuesta y sin entrar en la intimidad, que es el santuario sagrado de la persona.
PRONTO: En una ocasión recibió una carta injuriosa...
PADRE APELES: En más de una ocasión. Cartas insultantes e, incluso, que contenían amenazas muy concretas contra mi persona. La característica común de todas ellas es el anonimato. Y es que cuando no se da la cara es muy fácil engallarse. Quise responder a todas ellas tomando como ejemplo una en la que me deseaba el remitente que me estrellara en alguno de mis desplazamientos aéreos, pero lo hice sólo para que nadie se tomara en lo sucesivo la inútil molestia de intentar agredirme epistolarmente. Las cartas de apoyo y las muestras de simpatía que recibí a raiz de mi contestación hizo que valiera la pena perder el tiempo en aquello a lo que comúnmente no concedo la mínima importancia.
PRONTO: Pero, ¿no le preocupan las amenazas?
PADRE APELES: Perro que ladra no muerde. además, tengo un buen Angel de la Guarda, al que rezo cada día.
PRONTO: Habiendo recibido tanta correspondencia, ¿se ha podido dar abasto con ella?
PADRE APELES: Como puede comprenderse fácilmente, disponiendo de un espacio limitado ha sido imposible dar cabida a todas las cartas recibidas en la redacción, así que he clasificado las consultas por temas y he agrupado las que planteaban cuestiones similares. Entre éstas, escogía las más representativas, de modo que mis respuestas pudieran valer para todas. No obstante, cuando no ha podido ser a través de "Pronto", he procurado contestar personalmente si los remitentes ponían sus señas.
PRONTO: ¿Se siente satisfecho después de estos seis meses con nuestros lectores?
PADRE APELES: Por supuesto. Su acogida ha sido para mí muy estimulante y si supiera que con mis respuestas he dado alguna luz y he sido de ayuda por lo menos a una persona, lo doy todo por muy bien empleado.
20 diciembre 1997
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